4/10/14

Musekinin Hero

Hola a TOD@S :D
Iba a publicar éste capítulo ayer, pero el internet estaba fail y pues no pude hacerlo, pero aquí está :D
Espero que les guste, y muchísimas gracias por sus lindos comentarios >w<
Y por cierto, ya le quedan pocos capis a este serial QAQ
Y como siempre este fic está dedicado a Wen-chan y Mimi-chan, las quiero :3


Tema: Musekinin Hero
Extensión: Serial 
Parejas: Takanoo y otras...
Autora: Akari-chan


Capítulo 11

Habían pasado tres meses después de que Inoo-san había terminado su relación con Yabu-sama y por ende había renunciado a su trabajo como asistente, para tomar el puesto de supervisor, así que prácticamente se había convertido en mi jefe, pero eso no me molestaba en absoluto, me gustaba que él estuviera al pendiente de mí, aunque fuera solo por ese motivo.
Pero había algo que no me tenía del todo tranquilo, y eran los constantes sueños algo subidos de tono que tenía últimamente, no es que no fantaseara con estar así con Inoo-san, pero es que ya era demasiado, me hacía sentir mucho más nervioso de lo acostumbrado y me preocupaba que él se diera cuenta.
- Buenos días Yuyan – me saludó Dai-chan al verme -.
- Buenos días Dai-chan – respondí haciendo una reverencia -.
- Te veo un poco extraño ¿te pasa algo? – preguntó preocupado -.
- No, no pasa nada – dije algo nervioso -.
- Sé cuándo me están mintiendo, así que suéltalo – dijo de manera demandante, Daiki aunque fuera uno de los menores del grupo, era el que más se preocupaba por nosotros, así que no le vi problema en contarle -.
- Es que… es vergonzoso – dije apenado -.
- Vamos, dilo.
- Lo que pasa es que… he tenido sueños eróticos con Inoo-san – dije totalmente sonrojado y en voz baja, no quería que nadie en las oficinas se enteraran -.
- ¿Y qué tiene eso de malo? Todos lo hacen.
- Lo sé, pero es que esta vez es diferente, es como un recuerdo que por alguna razón mi cerebro borró, pero no es posible, él y yo no hemos llegado siquiera a un beso.
- Eso es lo que crees, pero deberías de aprovechar que ya no está con Yabu-san y conquistarlo ¿no lo crees?
- No digas eso, Inoo-san seguramente todavía lo ama, no creo tener oportunidad, él solo me ve como un amigo – dije un poco desanimado, aunque lo amara demasiado, tenía la certeza de que él nunca se llegaría a fijar en mí -.
- Eres un pesimista, eres un chico bastante guapo y amable, cualquiera se podría fijar en ti, de seguro has de tener ya unos cuantos admiradores.
- Pero no la persona que me gusta.
- Deberías de intentarlo, tal vez quizás llegues a ser correspondido.
- ¿En serio lo crees? – reí nerviosamente, de tan solo pensarlo me hacía sonrojar -.
- Estoy más que seguro de eso – sonrió, en ese momento lo abracé fuertemente, sus palabras siempre me eran de mucha ayuda -.
- ¡ARIOKA!

Después de ese grito, sentí como Yamada-sama me tomaba del brazo y me llevaba casi arrastrado hacía su oficina.
- Suéltame – dije deshaciéndome de su agarre -.
- ¿Por qué lo abrazabas? – preguntó enojado, mientras me acorralaba contra la pared, era la primera vez que lo veía así, pero de alguna manera me divertía verlo celoso -.
- Porque lo quiero – dije sonriéndole de manera picara -.
- ¿Es él de quién estás enamorado? – dijo bajando el tono de su voz -.
- Puede ser…
- Entonces… ¿no tengo oportunidad? – dijo mirándome fijamente a los ojos, podía ver su rostro lleno de tristeza, sintiéndome culpable por lo que acababa de decirle -.
- Esto yo…
- No te preocupes, no interferiré más – y sin decir más, salió de la oficina, haciéndome sentir peor de lo que ya me sentía -.

Con cada día que pasaba, me hacía mucho más cercano a Takaki-kun, salíamos juntos a almorzar, en ocasiones lo invitaba a cenar a mi casa y él a la suya. Después de mi ruptura con Yabu, no volví a hablar con éste último, simplemente lo ignoraba cada vez que me lo cruzaba por el camino, me sentía muy dolido, pero no tanto como pensé que sería.
Caminaba por los pasillos de la empresa, hasta que vi algo que me dejó helado de la impresión, sintiendo una punzada en mi corazón al ver a Takaki-kun abrazando a Arioka-san, pensando por unos momentos en querer separarlos y eso iba a hacer, pero llegó primero Yamada-sama a llevarse casi a rastras a Arioka-san.
- Inoo-san, no te había visto – dijo Takaki-kun sonriéndome como siempre lo hacía, haciendo que mi corazón latiera rápidamente -.
- Takaki-kun ¿Qué hacías con Arioka-san? – pregunté sin darme cuenta de que lo había dicho en voz alta -.
- Le estaba agradeciendo por un consejo que me dio.
- Ya veo – suspiré aliviado al escuchar eso -.
- ¿Quieres ir conmigo a tomar un café? En estos momentos no tengo trabajo que hacer -.
- Si. Claro – acepté aun sabiendo que tenía trabajo que hacer, pero no importaba, lo haría después de salir a tomarme ese café con Takaki-kun -.

No podía dejar de pensar en lo sucedido en la mañana con Yamada-sama, realmente me sentía muy mal de verlo así, pero era lo mejor para él, o al menos eso creía y más cuando últimamente me sentía algo incómodo a su lado, no era que me desagradara, pero estaba comenzando a sentir cosas más allá de lo que quisiera sentir por él.
- Arioka-san – me llamó Yamada-sama, todavía se veía un poco decaído -.
- Si, Yamada-sama – respondí mirándolo con preocupación -.
- Tengo que asistir a un almuerzo muy importante ahora mismo, así que necesito que me acompañes – dijo sin ni siquiera mirarme a los ojos, saqué mis cosas de la oficina, dejando mi teléfono cargando, ya que estaba con la batería baja, para luego seguir a mi jefe hasta llegar ambos al ascensor -.
- ¿Y a dónde iremos? – pregunté, estábamos solos en aquel aparato y aquel silencio me incomodaba demasiado -.
- Vamos a uno de los restaurantes más cotizados de la ciudad – dijo todavía sin mirarme -.
- Ya deja de… - iba a reclamarle por tratarme de esa manera, pero un estruendoso sonido, impidió lo que tenía pensado decirle -.
- ¿Qué fue eso? – preguntó Yamada-sama algo asustado -.
- No lo sé – dije oprimiendo uno de los botones para abrir las puertas de ascensor, pero estás no cedían – creo que nos quedamos atrapados.
- Dime que es una broma – dijo por fin mirándome, realmente estaba asustado -.
- Lamento decirte que no es así - dije tratando de mantener la calma, buscando el teléfono que posiblemente tendría el ascensor, pero este por desgracia no funcionaba -.
- Vamos a morir – dijo al mismo tiempo que se agachaba, cubriendo su cabeza con sus manos -.
- No seas exagerado – dije, buscando en mi bolsillo mi teléfono, acordándome luego que lo había dejado en la oficina – ¿Trajiste tu celular?
- S…si – dijo con voz temblorosa, al parecer si tenía realmente mucho miedo -.
- ¿Dónde está? – pregunté -.
- En el bolsillo derecho de mi pantalón – dijo sin abandonar la posición que tenía, así que me agaché para buscar su teléfono –.
- Listo – dije al encontrarlo en donde me había indicado, suspirando aliviado al ver que si tenía señal, así que marqué el número de la persona en la que más confiaba para que nos ayudara, Yuyan -.

Me encontraba almorzando junto con Inoo-san, hasta que el sonido de mi celular interrumpió nuestra agradable conversación, era un número que desconocía, pero aun así lo contesté.
- ¡Yuyan! Qué alivio – escuché desde el otro lado, era Dai-chan -.
- ¿Sucede algo?
- Si, si sucede – se escuchaba nervioso – Yamada-sama y yo quedamos atrapados en el ascensor de la empresa -.
- ¿EH? ¿Cómo es eso posible?
- No lo sé, solo se detuvo y no se abren las puertas y además el teléfono de éste no funciona, por favor Yuyan ayúdanos – dijo con desespero -.
- Está bien, en seguida voy por ayuda, solo mantengan la calma y no hagan nada estúpido – dije cortando la llamada -.
- ¿Qué pasó? – preguntó Inoo-san preocupado -.
- Dai-chan y el Presidente quedaron atrapados en el ascensor, tengo que buscar al técnico ¿me acompañas?
- Claro que sí, de hecho tengo el número del técnico de la empresa – y así sin más, luego de pagar la cuenta, nos dirigimos hacía la empresa, llamando durante el camino al técnico, que enseguida también iba para allá -.

- Ya pronto vendrá la ayuda – dije ya un poco más tranquilo -.
- Claro, tenías que llamar a tu amor – dijo fastidiado, sentándose y abrazando sus piernas con sus brazos -.
- Deja de comportarte así.
- ¿Y cómo quieres que me comporte? Si estamos aquí encerrados y vas y llamas al amor de tu vida -.
- Él no es el amor de mi vida.
- Pero me dijiste que te gusta.
- Eres un tonto – dije sentándome a su lado. Nos quedamos en silencio por un buen tiempo hasta que el teléfono sonó -.
- ¿Si?... está bien, esperaremos.
- ¿Qué dijo tu amorcito? – dijo nuevamente con ese tono de fastidio -.
- Que el daño es un poco complejo y que a lo mejor se demorará cinco horas en sacarnos de acá.
- No puede ser, odio esto – dijo ocultando su rostro entre sus piernas -.
- ¿Te asustan los lugares cerrados? – pregunté, a lo que él asintió. Y así volvió ese silencio que me estaba comenzando a desesperar cada vez más – Por favor di algo que me desespera tanto silencio.
- ¿Por qué no llamas a tu amorcito? A lo mejor él si te entretiene más que yo.
- Ya te dije que él no es mi “amorcito”
- Pero si los vi abrazándose muy cariñosamente.
- Pero eso no quiere decir que yo lo ame, Yuyan es solo mi mejor amigo.
- Mentiroso.
- Mentiroso tú, que no me dijiste que eras el sobrino de mi jefe.
- Lo siento, en esos momentos estaba ocupado con tu pene en mi boca – ese comentario me hizo avergonzar completamente, pasando por mi mente aquella vez que estuvimos juntos -.
- ¿Por qué simplemente no me dejas en paz? Ser solo jefe y asistente no más.
- Porque te amo.
- No puedes enamorarte de alguien con el que tuviste sexo en un baño mal oliente.
- Cierto que solo me faltó ser tu amigo de la infancia.
Después de que él dijo eso, me senté en la otra esquina del ascensor, no era una distancia muy larga, pero al menos no quería estar tan cerca de él.

Me arrepentía tanto de comportarme de esa manera, en vez de aprovechar que estábamos a solas para tratar de mejorar mi relación con él, lo hacía alejarse más y solo por mis tontos celos estúpidos, era obvio que él era su mejor amigo, los había visto en contadas ocasiones juntos en el instituto y ahí en la empresa, sin ninguna muestra de afecto más de lo que se pudiera considerar una relación amorosa.
Y ese mortificante silencio volvió, haciendo que mi miedo se adueñara más de lo que estaba de mí, al menos hablar con Daiki hacía olvidarme de la situación en la que estábamos y sin eso mi condición realmente empeoraba. Comencé a temblar y a respirar agitadamente, notando como mis lágrimas comenzaban a salir, no soportaba estar en un lugar así.
- ¿Estás bien? – preguntó Daiki preocupado -.
- Quiero salir, por favor quiero salir – decía desesperado, al mismo tiempo que lo abrazaba, me sentía tan asustado -.

- Tranquilízate, pronto vamos a salir de aquí – le decía al mismo tiempo que acariciaba su cabeza, sintiendo como sus lágrimas mojaban mi ropa -.
- Te… tengo miedo – decía entre sollozos -.
- Yo estoy aquí contigo, todo va a estar bien.
- No va a estar bien.
- ¿Por qué lo dices?
- Porque cuando salgamos de aquí, vas a seguir insistiendo en no querer estar conmigo.
- Yuyan no es la persona que amo, si eso te reconforta un poco, de hecho, ni siquiera sé quién es, te dije que era imposible enamorarse de alguien con quién solo tuviste sexo, pero yo estoy igual, pero al menos tú si sabes quién soy.

- ¿Qué? – Pregunté, dejando la posición en la que estaba, mirándolo fijamente - ¿cómo es eso?
- Fue en una fiesta, con motivo de celebrar nuestra graduación, aquella vez bebí demasiado, así que mis amigos me llevaron a una de las habitaciones de la casa y pues ahí llegó él y ya te imaginarás el resto.
- ¿Y en verdad no te acuerdas de él? – pregunté -.
- Pues la verdad no, no era alguien que mostrara mucho su rostro, siempre lo veía en el instituto, llevaba unos lentes bastante gruesos y el cabello cubría parte también de su rostro así que nunca supe cómo era, además cuando trataba de acercármele desaparecía de inmediato y cuando pude por fin pude verlo no estaba en mis cinco sentidos – sonreí al escuchar aquellas palabras, Daiki estaba hablando de mí, estaba enamorado de mí -.
- ¿Y sabías al menos como se llamaba?
- Pues averigüé y me dijeron que se llamaba Ryo Yamasaki, pero hasta la fecha no he encontrado a nadie con ese nombre, solo después de esa noche me quedó este anillo – dijo sacando el objeto del bolsillo de su saco e interrumpí lo que iba a decir debido a la felicidad tan inmensa que sentía, ese era el nombre que había utilizado para entrar a ese instituto y la razón por la que me vestía así era porque no quería que me reconocieran mis compañeros de mi otro instituto si me veían con ese uniforme en otro y además el anillo que creía perdido lo tenía él, no había mayor felicidad para mí que lo que estaba sucediendo ahí mismo así que sin esperar su aprobación lo besé -.

- Por favor, dame una oportunidad, te aseguro que no te vas a arrepentir – dijo Yamada-sama, volviendo a juntar sus labios con los míos, no entendía muy bien lo que pasaba por su cabeza después de escuchar que estaba enamorado de un completo desconocido, pero aquel beso se sentía tan bien, que no quise apartarlo de mi lado, sintiendo esas llamadas “maripositas” en mi estómago -.
- ¿Por… por qué? ¿Por qué te emociona tanto? – pregunté con la respiración entrecortada -.
- ¿Acaso no te das cuenta? Esa persona está más cerca de lo que te imaginas – dijo sonriente, pero esas palabras me confundían un poco -.
- No te entiendo.
- Ese chico soy yo, yo soy Ryo Yamasaki, es una larga historia, pero soy yo y este anillo es un regalo de mi abuelo.
- Estás mintiendo – dije, me sentía demasiado desconcertado -.
- No, no te estoy mintiendo, es la verdad – dijo mirándome fijamente a los ojos, podía ver que había sinceridad en su mirada -.
- ¿Lo dices de verdad?
- Si y tengo las pruebas para demostrártelo.
- Eres un idiota – dije para luego darle una fuerte bofetada – te estuve buscando tanto tiempo -.
- Lo siento.
- Y no vuelvas a hacerlo, no te vuelvas a alejar de mi – dije para finalmente volver a capturar sus labios entre los míos, eran demasiados sentimientos a la vez y tantas cosas las que quería preguntarle, pero lo único que quería en esos momentos era estar lo más cerca posible de él -.

CONTINUARÁ…