19/12/15

Father's Love

Hola Hola a tod@s :D

Perdón nuevamente por la demora, pero entre tantas ideas que se me vienen a la cabeza me es difícil ordenarlas, pero por fin aquí está el capítulo, que también es el último de este año y espero volver en enero con el siguiente y con otros escritos para el año nuevo que viene, así que aprovecho para decirles de una vez que Feliz Navidad y también un muy Feliz Año Nuevo <3 que coman mucho y que la pasen muy bonito con sus seres queridos *o*/

Y como siempre este fic está dedicado a mi querida amiga Mari, que en verdad me alegra que te esté gustando QAQ <3 y bueno, espero que lo disfruten :)

Bye Bye >w<


Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias 
Autora: Akari-chan


Capítulo 16

*Yokoyama You*

- Aiba ¿por qué no me lo dijiste? – Pregunto molesto.

- Si te lo hubiera dicho no hubiese sido sorpresa – dice sonriente.

- Pero si me lo hubieras dicho… bueno, creo que tampoco hubiese podido haber hecho algo – digo desanimado.

- ¿Te removió el corazón al verlo? – Pregunta sin todavía borrar esa sonrisa de su rostro.

- Me removió todo – digo sonriendo también, sintiendo como mis mejillas se enrojecen, hacía tanto que no me sentía así y solo él me provoca esto.

- Te ves tan lindo – dice acercándose a mí para tomar mis cachetes y estirarlos.

- Suéltame – digo separándome de él.

- De todos modos ¿Qué harás ahora? – Pregunta con curiosidad.

- No lo sé, creo que sería inapropiado acercarme nuevamente a él así tan de repente, sabiendo muy bien que me odia – suspiro desanimado.

- ¿Entonces piensas volver a conquistarlo? – Pregunta con mucha ilusión.

- ¿Por qué te emociona tanto?

- Porque quiero que mi mejor amigo vuelva a ser feliz con la persona que ama, además yo siempre he sido gran fan de su relación – dice con determinación.

- Estás loco – río sin poder creer que me haya dicho eso.

- Es la verdad, aunque nunca pude ver su amor en vivo y en directo.

- Siempre quise presentártelo, pero tú siempre andabas ocupado.

- Pero de todos modos sirvió de algo que no me conociera, de haberlo sabido sabría que te diría donde estaba él.

- A lo mejor, pero no vuelvas a ocultarme cosas tan importantes y por favor, no le digas nada a mis hijos, yo mismo les explicaré luego.

- Está bien, mis labios están sellados, pero responde a mi pregunta ¿volverás a conquistarlo?

- Eso haré y no descansaré hasta conseguirlo – digo totalmente convencido de hacerlo, pero será un problema explicárselo a mis hijos.


*Maruyama Ryuhei*

Estúpido Yokoyama, odio pensar en ti y más ahora que te he vuelto a ver, mi corazón no deja de latir incesantemente y me molesta, todos esos sentimientos que pensaba que había desechado vuelven a mi así de la nada, como si siempre hubieran estado ahí y yo no lo hubiese querido aceptar, soy un tonto por permitirme sentir todo eso por alguien que no se lo merece.

- Papá ¿estás bien? – Pregunta Daiki al verme sumido nuevamente en mis pensamientos, en aquellos dolorosos recuerdos.

- Si.

- ¿Seguro?

- Si.

- ¿Podrías dejar de decir solo “Si”?

- Si.

- Papá, estás muy raro desde hace una semana – dice con algo de desesperación.

- ¿Cómo va tu relación con ese chico? – Pregunto de repente, mi mayor preocupación es que mi hijo resulte lastimado por el hijo de ese desgraciado.

- Va muy bien – dice con sus mejillas sonrojadas.

- ¿Estás enamorado de él?

- Desde el primer día – dice felizmente.

- ¿Y estás seguro de que él te ama también?

- ¿Y todas esas preguntas?

- Respóndeme.

- Estoy totalmente seguro de que si me ama.

- ¿Y cómo puedes estar seguro de eso?

- Por su mirada.

- ¿Su mirada?

- Sí, él me mira de una forma distinta a los demás.

- ¿No te parece eso una tontería?

- Lo dices como si nunca te hubieras enamorado – dice con algo de reproche.

- Es cuando uno está enamorado que no ve más allá de todo lo que pasa a su alrededor – suspiro – solo quiero que no salgas lastimado.

- ¿Por qué habría de salir lastimado?

- Daiki, no siempre el primer amor es el amor de tu vida.

- Papá... ¿Por qué me dices todo eso?

- Termina con él - digo bastante serio, viendo la cara de sorpresa y angustia de mi hijo.

- ¿Qué? – Pregunta no muy seguro de lo que había escuchado.

- Que termines esa relación y que no vuelvas a verlo ni ir a su casa.

- Pe…pero ¿por qué?

- Porque no quiero que sufras Daiki, no lo soportaría.

- Papá no te entiendo – dice, viendo como sus lágrimas se desbordan.

- Por favor Daiki, aléjate de él – digo con súplica.

- No, no lo haré, yo amo a Kei y no voy a dejarlo solo por un capricho tuyo – dice molesto, jamás había visto a mi hijo así.

- Daiki…

- Me voy a la Universidad, llegaré hasta la noche – dice sin haber terminado su desayuno, tomando su bolso y sin decir nada más, sale de la casa dando un fuerte portazo.


*Keito*

Desde hace días no he dejado de pensar en la forma en cómo miraba mi Papá a mi querido Maru-sensei y no sé si es solo paranoia mía, pero estoy seguro de que ahí hay gato encerrado, además mi Papá se ve muy feliz desde la primera vez que se vieron ¿Quizás fueron amigos de la infancia? ¿De la Universidad? ¿De algún trabajo? ¿Vecinos? Son tantas preguntas pasando por mi cabeza, necesito saberlo y me gustaría que mi hermano pudiera ayudarme con esto, pero él está muy ocupado con su tesis y su adorable novio, así que lo haré yo solo, el gran Detective Keito.

- ¡Tío Aiba! – Exclamo al verlo caminar por uno de los pasillos del Instituto.

- Hola Keito.

- Tío, necesito preguntarte algo.

- ¿Sobre qué? – Pregunta curioso.

- Es sobre mi Papá y Maru-sensei.

- ¿Y qué es lo que quieres saber?

- Tío ¿ellos se conocen de antes? – Pregunto sin titubear.

- Creo que no soy la persona indicada para decírtelo.

- Por favor Tío – digo mirándolo con súplica.

- Solo te diré que sí, pero lo demás te lo dirá tu Padre en el debido momento.

- ¿Acaso pasó algo malo entre ellos dos?

- Es algo muy complicado Keito, es mejor que esperes – dice sonriéndome dulcemente.

- Pero no creo poder aguantar tanto, quiero saber.

- Tendrás que hacerlo, ve de una vez al salón que pronto iniciarán las clases.

- Está bien – digo haciendo puchero.

- No te pongas así Keito - dice alborotando mis cabellos.

- Nos vemos luego Tío.

- Hasta luego Keito – dice volviendo a retomar su camino, no es justo y no me gusta que me oculten cosas importantes, investigaré por otro lado, así tenga que preguntarle directamente a mi Padre.


*Daiki*

- Kei… - Susurra mi novio al llegar a nuestro lugar de encuentro, en la entrada principal de la Universidad, con su rostro empapado por las lágrimas que salen sin cesar de sus ojos, abrazándome fuertemente.

- Daiki ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras? – Pregunto con total preocupación.

- Kei, mi Papá no quiere que estemos juntos – dice entre sollozos.

- ¿Pero por qué? Pensé que ya estaba todo bien y que me había aceptado.

- Al parecer no es así, me dijo cosas muy feas.

- Daiki tranquilízate – digo tomándolo del rostro y lo beso son ternura, secando sus lágrimas con mis dedos – ¿Qué fue lo que te dijo?

- Me dijo que quizás tú no me amabas realmente y que me lastimarías, pero yo no puedo creer eso, no lo harías ¿verdad?

- Claro que no mi amor, yo jamás podré hacerte eso – digo acariciando sus cabellos – si quieres puedo ir a hablar con él.

- Sería lo mejor, pero hagámoslo otro día, esperemos a que se le pase un poco el enojo.

- Está bien, esperaremos, pero no llores más, te vez mucho más bonito sonriendo.

- Gracias Kei – dice abrazándome nuevamente.

- Y trata de no discutir con tu Papá, no quiero que salgan de enemigos por mi culpa.

- Trataré – dice no muy convencido, espero que podamos solucionar éste problema pronto.


*Yuri*

Entro a la habitación de mi amado hermanastro y ahora novio, aprovechando que Ryu no está en casa ya que ha quedado de encontrarse con Yuto después de salir del Instituto, desde que él volvió a nuestras vidas, mi hermano ha bajado mucho la guardia conmigo, cosa que me alegra ya que así puedo escabullirme fácilmente y estar con mi novio, que por cierto, todavía no ha llegado de la Universidad.

Me acuesto sobre su cama, disfrutando del aroma que desprende de las sábanas, su aroma. Antes nunca había creído en el amor a primera vista, pero cuando lo vi por primera vez supe de inmediato a que se refería toda la gente que hablaba de eso.

- ¿Qué haces aquí en mi habitación? – Pregunta mi novio al mismo tiempo que se posiciona encima de mí, estaba tan concentrado en oler sus sábanas que no había dado cuenta de en qué momento entró.

- Te estaba esperando – digo volteándome y abriendo un poco mis piernas para que él se acomode entre ellas.

Rodeo su cuello con mis brazos, rozando un poco sus labios con los míos hasta finalmente besarlo con anhelo, sintiendo de inmediato sus caricias recorrer mis piernas y parte de mi torso, haciéndome estremecer y más al sentir como una de sus manos se posa debajo de mi camisa.

- ¡Yuri! ¡Ya llegué! ¿Dónde estás? – Grita de repente mi hermano.

- ¿Por qué tenía que llegar en el mejor momento? – Digo molesto.

- Ya habrá uno mejor – dice volviéndome a besar, mordiendo un poco mi labio inferior al terminar.

- Tonto Ryu – digo saliendo rápidamente de la habitación de mí novio, encontrándome con mi hermano subiendo las escaleras.

- ¿Por qué no me contestabas?

- Estaba en el baño – digo rápidamente y al ver su expresión puedo estar seguro de que me cree - ¿Y cómo te fue con Yuto?

- Solo fuimos a comprar unos lentes para su cámara fotográfica – se ve tan contento.

- Eso suena interesante.

- Si, no paraba de hablar sobre ellas.

- Así siempre ha sido Yuto, es imposible callarlo cuando habla de algo que le gusta.

- Si, eso es cierto – dice un poco serio – iré a tomarme una ducha, no intestes nada malo.

- Tonto – digo molesto, si no fuera por él ya estuviera encamándome con Yuya, pero lo bueno se hace esperar ¿cierto?


*Nishikido Ryo*

Miro detenidamente aquel papel que tengo en mis manos, una petición de Divorcio y a mi lado está Subaru, mirándome con preocupación.

- No sé cómo decírselo, no quisiera lastimarla y tampoco a Ryosuke.

- Ryo… - Susurra mi nombre al mismo tiempo que toma una de mis manos, entrelazándola con la suya – entiendo que esto es difícil para ti, pero si no quieres hacerlo, lo entenderé y seguiremos como antes, siendo solo amigos – dice sonriéndome con tristeza.

- Subaru yo te amo y no quiero dejarte, no ahora que sé que nuestro amor es mutuo, pero por favor, te pido que me des algo más de tiempo.

- Ya te esperé por casi 30 años – sonríe dulcemente, haciendo palpitar rápidamente mi corazón.

- Gracias – digo para después besarlo en los labios, no lo dejaré, quiero estar con Subaru el resto de mis días, aunque quizás nuestro amor cause mucho dolor a nuestros seres queridos.


*Okura Tadayoshi*

- Ryutaro ¿te gustaría acompañarme al Super mercado? Necesito comprar algunas cosas para la cena – digo brindándole mi mejor sonrisa.

- No, gracias – dice sin ni siquiera haberse volteado a verme, totalmente sumido en sus deberes del colegio.

- Ryu, no seas grosero – dice mi esposo acercándose a nosotros – ve con Yoshi, así aprovechan para conocerse mejor.

- No te molestes con él, iré solo – digo resignado, por más que lo intento, no logro que Ryutaro me tenga algo de aprecio, siempre me mira mal.

- Yo te acompañaré – dice Yasu tomando mi mano – de pronto y se te olvida algo – dice sonriente.

- Vamos – sonrío como tonto al ver su hermosa sonrisa, no puedo creer que me haya casado con alguien tan adorable.

- Lamento que Ryu te trate de esa manera – dice al estar ya ambos fuera de casa.

- No te preocupes, es normal que se comporte así, me ve como un intruso que se robó a su Padre.

- No digas eso – dice enganchando su brazo al mío – Ryu siempre fue muy apegado a su Madre y siempre ha tenido problemas en relacionarse con la gente, pero solo dale tiempo – dice sonriéndome dulcemente.

- Espero que pronto me pueda ver como un Papá también – suspiro.

- Ya verás que si – sonríe – por cierto, que tal si vamos a comer por ahí, hace mucho que no salimos los dos solos.

- Muy bien, vamos a un Hotel.

- Yoshi, no me refería a ese “comer” – Dice avergonzado.

- Pero no quiero comer otra cosa – le digo afianzándome más a su agarre – ya sé, vamos primero al Hotel y luego vamos a comer para reponer fuerzas – digo finalmente, viendo la cara de terror de mi esposo, llevándolo casi a rastras hasta el Hotel.


*Uchi Hiroki*

Amo tanto a Murakami-san que soy incapaz de negarme a cada favor que me pide, nos hemos vuelto muy buenos amigos, también soy el confidente de Hikaru, aunque la verdad es que lo quiero mucho como si fuera hijo mío, aunque yo sea mayor unos cuantos años para él. Pero aun así no me siento capaz de expresarle mis verdaderos sentimientos, al menos yo toda la vida he sabido que soy homosexual, pero él claramente no lo es y el temor a que me rechace es mucho mayor, no sé qué hacer.

- ¿En qué tanto piensas? – Pregunta el dueño de mis pensamientos, haciéndome volver a mi realidad.

- En cosas del trabajo.

- Lamento mucho pedirte que me acompañaras, debes estar muy cansado.

- No es molestia, además necesitaba salir, he tenido mucho trabajo en estos días y un poco de aire fresco no me hace daño – aunque soy totalmente feliz de estar a tu lado, aunque sea así.

- Muchas gracias – dice sonriente, amo su sonrisa.

Seguimos caminando por las calles de la ciudad hasta que de repente escuchamos el maullido de un gato, Murakami-san busca con su mirada el lugar de donde proviene aquel maullido y se acerca rápidamente hasta un callejón, encontrando ambos a un pequeño y adorable gatito amarillo en una caja, maullando sin cesar, quizás de hambre o por el frío.

- Es un gatito – dice Murakami-san acercándose a la caja y tomando al gatito entre sus brazos, se ve tan tierno.

- Es precioso – digo acariciándole la cabecita.

- Pobrecito, debe tener hambre – dice con preocupación.

- No puedo creer que alguien abandoné así a un ser tan indefenso – digo con algo de molestia.

- Yo tampoco, es tan lindo – dice alegremente.

- No pensé que te gustaran los gatos.

- Me encantan, pero no puedo quedármelo – dice con tristeza.

- ¿Por qué no? En el edificio no nos prohíben tener mascotas.

- Es que Hikaru detesta a los gatos, en eso se parece a su Madre.

- Ya veo… - quiero preguntarle sobre ella, pero no creo que sea conveniente.

- Vamos a comprarle algo de comer y luego lo llevamos a algún albergue – dice algo desanimado, en verdad veo que quiere quedárselo.

- Yo puedo tenerlo en mi apartamento, así podrás verlo y visitarlo cuando se te antoje.

- ¿En serio harías eso?

- Claro que si, además no me sentiría bien de dejarlo en un albergue, además mira, ya te tomó cariño – digo viendo como el gatito se queda dormido.

- Entonces vamos a comprar comida y muchas cositas más para Mii-chan.

- ¿Mii-chan?

- Me gusta ese nombre.

- Muy bien, vamos – digo tomándolo del brazo, me hace muy feliz compartir este momento con la persona que amo.

CONTINUARÁ...

29/11/15

Guilty

Hola Hola a Tod@s :D
Como lo prometido es deuda, aquí traigo la segunda parte de Guilty, y para los que no han leído la primera aquí está Parte 1, al principio solo tenía pensado hacerlo un Oneshot, pero al ver que muchas me pidieron segunda parte, pues acá está, espero que les guste y espero traer pronto el capítulo 16 de Father's Love y también he estado pensando en hacerle un segundo especial de Seduciendo a mi profesor, pero bueno, a esperar como todo fluye, muchas gracias por leer y por sus comentarios, ya sean por facebook o por aquí en el blog.


Tema: Guilty
Extensión: Twoshot
Parejas: TakaChii
Autora: Akari-chan


PARTE II

Lo que había comenzado como un juego para mí, se convirtió en algo que jamás pensé que podría suceder, me había enamorado locamente de mi Padrastro, sí, del hombre que un día le juró a mi Madre amor eterno en un altar, pero que ahora se entregaba a mi como no lo hacía con ella. Han pasado más de dos años desde que tuvimos nuestra primera vez y con cada día que pasa ese amor que nunca pensé que llegaría a sentir por alguien ha crecido más y más, haciendo que nuestra convivencia con mi Madre se haga algo tensa para ambos.

- ¿Quieres algo especial para tu cumpleaños? – Pregunta Yuya interrumpiendo mis pensamientos, aprovechando que mi Mamá está en la cocina, para sentarse a mi lado y darme un fugaz beso en mis labios.

- No quiero nada en especial – digo soltando un suspiro.

- ¿Estás seguro?

- Bueno, la verdad es que si quisiera algo, pero es imposible para ambos – digo con algo de tristeza y sé muy bien que él sabe a qué me refiero.

- Yuri…

- ¿De que tanto hablan en secreto? – Pregunta mi Mamá saliendo de la cocina, haciendo que ambos nos apartemos un poco.

- Solo le preguntaba a Yuri que quería de cumpleaños – dice Yuya rápidamente.

- Pero se supone que debe de ser sorpresa – dice Mamá sentándose ahora a su lado, tomándolo del brazo, envidio no poder hacer eso libremente.

- Lo sé, pero no logro saber que sería adecuado para darle.

- Lo que escojas para él de seguro le encantará.

- En verdad no es necesario que te molestes con eso, de saber que los tengo a ambos me hace muy feliz – digo sonriente, aunque por dentro siento una gran culpa – bueno, tengo que ir a la universidad y de seguro llegaré tarde, tengo que trabajar – digo tomando mi mochila.

- Que te vaya muy bien hijo – dice mi Mamá abrazándome fuertemente.

- Te acompaño a la puerta – dice Yuya sonriendo gentilmente, viendo como mi Mamá vuelve rápidamente a la cocina.

- Gracias – respondo caminando junto con él hasta la puerta.

- Ve con cuidado – dice Yuya abrazándome – te amo – susurró cerca de mi oído, haciéndome estremecer de felicidad.

- También te amo – susurro también – ¿dormirás conmigo esta noche? No lo hemos hecho hace mucho – Digo esperando que su respuesta sea afirmativa.

- Solo ha sido una semana – ríe divertido – esta noche si dormiré contigo, me haces mucha falta – dice dándome otro fugaz beso que hizo acelerar más mi corazón – que tengas un buen día.

- Lo mismo para ti – digo finalmente y salgo de inmediato de la casa camino a la Universidad.

- Buenos días Yuri – dice animadamente mi amigo Ryosuke, desde que empezó mí relación con Yuya, él y yo dejamos de tener sexo y quedamos como los buenos amigos que siempre habíamos sido.

- Buenos días Ryosuke, te ves muy feliz hoy.

- Lo estoy realmente – dice sonriente y con un leve sonrojo en sus mejillas – Yuto y yo por fin hicimos el amor – dice con una gran sonrisa en su rostro, al verlo así nadie en verdad creería que él es todo un experto en el tema del sexo y que se demoró más de un año en entregarse a su novio.

- Por fin – sonrío divertido.

- Si, por fin – sonríe también – fue maravilloso y tan dulce – dice sin poder borrar esa gran sonrisa de su rostro.

- Buenos días – saluda felizmente el nombrado acercándose a nosotros, dándole un dulce beso a su novio, tomándolo enseguida de la mano y así comenzar a caminar a nuestro lado, siento mucha envidia al ver ese tipo de escenas, quisiera poder hacer eso libremente con Yuya.

Llegamos hasta la parada en la que debemos de tomar el autobús, llegando éste rápidamente, subimos tomando asiento yo solo al lado de la ventana, mientras mis amigos se sientan en frente de mí, coqueteándose y dándose besitos, que envidia les tengo.

- Bien, yo me bajo aquí – digo levantándome de mi asiento.

- Que tengas un buen día – dicen Ryosuke y Yuto sin soltarse de las manos.

- Lo mismo para ustedes – digo sonriente, bajando de inmediato de vehículo, de cierta forma quería huir de tanta melosería, aunque me siento muy feliz por ellos.

Cada día se me hace más difícil ocultar mis sentimientos por Yuya, muero de celos y de envidia cuando lo veo tomado de la mano de mi Madre o besándola dulcemente, no sé hasta cuando podré soportarlo.

- Estoy en casa – susurro suavemente al abrir la puerta, notando que todas las luces de la casa están apagadas, aunque eso es normal ya que son pasadas las doce – quizás Yuya ya esté dormido – digo subiendo despacio las escaleras hasta llegar a mi cuarto.

Comienzo a desvestirme lentamente, acercándome al closet para sacar mi pijama, pero de repente el chirrido de la puerta de mi habitación al abrirse me hace detenerme por unos segundos, pero seguí con lo mío, sé muy bien de quién se trata.

- Yuri… - susurra abrazándome por la espalda.

- Pensé que estabas dormido – digo volteándome para así poder verlo y abrazarlo, disfrutando de su calor.

- Te estaba esperando – dice acariciando con una de sus manos mis cabellos – Yuri, te amo, te amo más de lo que puedas imaginar, quiero que estés seguro de eso.

- Eso lo sé Yuya, pero ¿a qué viene todo esto? – Digo separándome un poco de él, mirando su rostro, se ve diferente, como si le doliera algo por dentro.

- Solamente quiero que lo sepas, que nunca dudes de mi amor por ti y que lo nuestro no es solo sexo – dice con la misma expresión.

- Yuya ¿te pasa algo? – Pregunto preocupado.

- No pasa nada, es solo que estoy algo cansado.

- ¿Eso quiere decir que hoy tampoco lo haremos? – Digo un poco desanimado, pero no estoy enojado con él, no podría estarlo y menos por eso.

- No te preocupes, yo también estoy cansado, tuve un día muy pesado – digo con una sonrisa – soy feliz con solo dormir a tu lado - digo abrazándolo con fuerza.

- Perdóname Yuri – dice con un tono mucho más triste, quiero preguntarle qué es lo que le preocupa, pero será dejarlo para después.

- No tienes de que disculparte – digo dándole un casto beso en los labios – te amo – digo terminando de quitarme la ropa, viendo como él se sonroja y sonríe levemente – al menos ponme la pijama – digo dulcemente.

Él asiente y toma la pijama que tengo en mis manos, poniéndomela con lentitud y con algo de timidez, es tan lindo.

- Gracias – digo al estar ya listo, nos tomamos de las manos y nos acostamos sobre mi cama, abrazándonos con mucha fuerza, de cierto modo lo necesitábamos.

Los días transcurrieron normalmente, en los cuales Yuya no ha parado de decirme que me ama, haciendo que mi corazón lata de mera alegría, pero no puedo dejar de preocuparme por esa inminente tristeza que veo en su mirada.

- Feliz cumpleaños hijo – dice mi Mamá abrazándome fuertemente apenas entré por la puerta.

- Gracias Mamá – digo felizmente, correspondiendo a su abrazo, viendo en un costado de la sala a mi amado Yuya.

- Feliz cumpleaños – dice acercándose a mí para abrazarme también, lo siento tembloroso, haciendo que me preocupe mucho más.

- Vamos a la cocina – dice mi Mamá haciéndome salir de mis pensamientos.

Nos dirigimos los tres al lugar indicado por mi madre, viendo un enorme pastel sobre el comedor con 20 velas encendidas sobre éste.

- Pide un deseo hijo – dice mi Madre felizmente y sin pensar mucho en el deseo que pedí, que de por cierto es algo obvio e imposible, apagué las velas de un solo soplo.

Después de apagadas las velas mi Mamá procede a cortar el pastel, mientras que yo no dejo de mirar a mi Padrastro, al hombre que amo, con la mirada apagada, haciendo que mi corazón se achique de solo verlo así.

- Toma hijo – dice mi Mamá ofreciéndome un trozo de pastel.

- Gracias Mamá – digo sin apartar mi mirada de Yuya.

- Por cierto hijo, tengo una noticia que darte – dice mi Mamá con cierta alegría.

- ¿Y qué es? – Pregunto curioso.

- Bueno, desde que me enteré quise esperar hasta hoy para decírtelo, Yuya ya lo sabe y por eso le pedí que no te dijera nada – miro nuevamente a dónde está él, haciéndome sentir una extraña sensación – Hijo, estoy embarazada.

¿Qué?

- Em… ¿Embarazada? – Pregunto, sintiendo luego un gran nudo en mi garganta y unas enormes ganas de llorar.

- Si, Yuri, tendrás un hermanito o hermanita – dice mi Mamá sin ocultar su dicha.

- Fe… Felicidades – digo con dificultad.

- ¿Te encuentras bien hijo? Te veo pálido – dice preocupada.

- Creo que necesito algo de aire, ya vuelvo – digo levantándome de la mesa sin haber probado un solo trozo de mi pastel, saliendo rápidamente de la casa para así comenzar a correr sin rumbo fijo, deteniéndome cerca de un callejón oscuro, me arrodillo en el suelo y dejo que mis lágrimas se desborden mojando todo mi rostro.

- Yuri – escucho su voz a pocos metros de mí.

- Vete… - digo entre sollozos.

- Yuri, perdóname, por favor – dice también sollozando – no sé cómo pudo pasar.

- Si lo sabes, te revolcaste con mi Madre y la embarazaste, no hay mucho que explicar, yo sé muy bien cómo se hacen los bebés – digo molesto.

- ¿Acaso piensas que eres el único que sufre? No he podido dormir bien de tan solo pensar en ello, de que he traicionado tu amor y de la peor manera.

- Por eso estabas tan extraño últimamente – digo levantándome con dificultad para así mirarlo a la cara.

- Lo siento… - dice acercándose a mí, queriendo abrazarme, pero por más que quiera en estos momentos evitar que lo haga, termino cediendo, mojando ahora su camisa con mis lágrimas.

- ¿Por qué Yuya? ¿Por qué nos tiene que pasar esto? – Pregunto sabiendo muy bien la respuesta a aquellas preguntas.

- Yo te amo a ti – dice abrazándome con fuerza, sin intenciones de soltarme.

- Ya no me ames Yuya, tienes que volver a amarla a ella, a mi Madre.

- No puedo hacer eso – dice tomándome ahora de los hombros, mirándome con aquellos ojos hinchados y rojizos de tanto llorar.

- Pues tendrás que volver a hacerlo, te dará un hijo y eso es algo con lo que jamás podré competir.

- No lo quiero.

- Yuya no digas eso, un hijo es una bendición muy grande.

- Pero si eso significa tener que dejarte no puedo, no quiero hacerlo.

- Es tu hijo Yuya, yo nunca podré darte uno.

- Yuri…

- Nunca debí de haberte seducido, nunca debí permitirme enamorarme de ti, el traicionar a mi Madre, no debí hacerlo – digo volviendo a soltar mis lágrimas, me arrepiento tanto de todas esas cosas que he hecho.

- Yuri, tú no tienes la culpa, yo soy el que se dejó llevar, debí ser yo el que no lo permitiera.

- Es mejor que lo nuestro termine… ahora – digo soltándome de su abrazo.

- Yuri, no podemos dejar las cosas así – dice con desesperación.

- Ya está todo terminado, no hay más que hacer, así que no vuelvas a buscarme a mi habitación y yo tampoco lo haré a la tuya – digo con seriedad, pero la verdad es que me duelen todas y cada una de esas palabras que salen de mi boca – Te amo Yuya, pero no podemos seguir – digo finalmente, caminando nuevamente para la casa, de seguro mi Madre debe estar preocupada por mí.

Pasaban los meses rápidamente, viendo cómo día tras día la pancita de mi Madre se hace cada vez más grande y aunque me duele todavía en el alma haber terminado mi relación con Yuya, no puedo evitar sentirme feliz de que tendré un hermanito, aquel que desde pequeño siempre he querido tener.

- Después de que nazca mi hermanito, me iré a vivir solo – digo mientras almorzamos, notando la mirada sorprendida de mi Madre y sobre todo la de él.

- Yuri, tampoco te estamos echando de la casa – dice mi Madre.

- La decisión ya está tomada Mamá – digo serio – igual me iré cuando termine tu dieta, de todos modos el bebé nacerá en verano y pues estaré de vacaciones, así que eso hará un poco más fáciles las cosa, además quiero vivir en un lugar más cerca de la Universidad y mi trabajo y así no gastar tanto en transporte.

- Bueno, ya eres mayor de edad, así que puedes hacer lo que quieras, pero no te olvides de mí y de tu hermano – dice mi Madre sonriente.

- No es que me vaya a desaparecer del mapa, vendré a visitarlos.

- No te has ido y ya te comienzo a extrañar – dice mi Madre levantándose de su asiento para luego abrazarme.

- Yo también los extrañaré.

Y por fin el día había llegado, el día en que vería por primera vez a mi hermanito, pero ver a mi Madre sufriendo por las contracciones no era muy agradable, pero ahí estaba Yuya para tranquilizarla.

Entran todos a la sala de maternidad, mientras que yo me quedo en el pasillo, caminando de lado a lado, me siento muy ansioso, nunca había visto a Yuya tan intranquilo y aunque no lo admite por completo sé muy bien que él está muy emocionado por tener un hijo.

- Yuri – veo a Yuya salir por la puerta caminando rápidamente hasta llegar a donde estoy – Yuri, ya nació el bebé – dice con alegría para después abrazarme, acto que me hizo estremecer completamente, hace tanto que no nos abrazamos.

- ¿Tan rápido? – Pregunto alejándome de su abrazo.

- Sí y es un bebé precioso, Ryutaro es precioso – dice alegremente.

- Ya quiero verlo – digo sonriente, embelesado de ver su hermosa sonrisa.

Al día siguiente salimos del hospital con mi Madre y mi hermanito en sus brazos, en verdad que es hermoso y grande también, Takaki está muy feliz, pero me duele ver esa felicidad en su rostro, me duele no haber sido el causante ella.

- Yuri ¿seguro que puedes quedarte solo con Ryu-chan? – Dice mi Madre con algo de preocupación.

- Tranquila Mamá, de todos modos Yuya llegará en una hora, así que estará todo bien hasta que él llegue – digo tomando en mis brazos a mi hermanito.

- Muchas gracias hijo, bueno, ya es hora de irme, cualquier cosa que necesites saber me llamas.

- Claro que sí Mamá, que te vaya muy bien – digo viendo como ella sale rápidamente por la puerta.

Había dicho que me iría apenas y terminara la dieta de mi Madre, pero decidí hacerlo para una semana antes de que acaben las vacaciones, ya todos los trámites del apartamento en el que viviré están listos, así que solo es cuestión de que llegue el día de la mudanza e irme, aunque la verdad lo que quiero es huir de mis sentimientos por él.

- Estoy en casa – dice Yuya entrando por la puerta, sonriendo al verme con mi hermanito en brazos - ¿cómo está el pequeño príncipe? – Dice haciéndome una seña de que quiere sostenerlo, así que delicadamente se lo acerco, rozando accidentalmente una de mis manos con la suya, sonrojándome como idiota por ese tacto.

- Voy a prepararle el biberón, no demorará en sentir hambre – digo yendo hasta la cocina, tratando de tranquilizarme y como bien había dicho, en unos minutos Ryutaro comenzó a llorar de hambre, así que ya listo su biberón, voy nuevamente hasta la sala, viendo a Yuya arrullándolo, esa imagen se me hace tan tierna.

- ¿Ya está listo? – Dice levantándose del sillón – siéntate aquí – dice y haciendo caso a su petición me siento, recibiendo nuevamente a mi hermano en mis brazos, acercando el biberón a su boca, callando por fin sus quejidos.

- Se parece mucho a ti – dice Yuya sonriente.

- Al menos sabemos que será muy guapo de grande – digo devolviéndole la sonrisa.

- Será tan hermoso como la persona que amo – dice con tristeza.

- Yuya, por favor no arruines este momento – digo suplicante.

- Yuri, te amo y quisiera que todo fuera diferente, que Ryutaro fuera hijo nuestro, que fuera el fruto del amor tan grande que sentimos.

- Yuya, no sigas.

- Yuri, para mi es imposible dejar de amarte, te necesito tanto – dice levantándose de la silla en la que está, acercándose demasiado a mí.

- Yuya… - susurro antes de sentir sus labios sobre los míos, besándome con desesperación, beso al cual correspondo de la misma manera, pero aquel momento fue interrumpido por el llanto de mi hermanito.

Nos quedamos mirando por unos segundos más antes de poner nuevamente el biberón en su boca, me siento tan sucio, tan culpable de sentir todo esto por él y besarme con él al frente del bebé me parece de lo más horrible, pero no puedo evitarlo, lo amo, lo deseo, lo necesito, pero tengo que irme, no puedo estar más tiempo aquí, no puedo volver a caer en sus brazos, en ese calor que tanto extraña mi cuerpo.

Después de ese día, apenas y nos dirigimos la palabra, estoy ansioso porque llegue el día de la mudanza y éste rápidamente llegó.

- ¿Seguro que estarás bien hijo? – Pregunta mi Madre con los ojos llorosos.

- No te preocupes Mamá, estaré bien, no me iré tan lejos tampoco – digo abrazándola – vendré a visitarlos.

- Es una pena que Yuya no esté para despedirse.

- Así está bien – en verdad es un alivio que no esté – bien, ya me voy, nos vemos este fin de semana - digo abrazándola nuevamente y luego beso la frente de mi hermanito – hasta luego Ryu-chan – digo subiéndome en el asiento de copiloto del camión de la mudanza, el cuál comienza a moverse, llevándome a mi nuevo hogar.

Pensé que al estar lejos de él me sería más fácil olvidarlo, pero ha sido todo lo contrario, no puedo sacármelo de la cabeza, no puedo dejar de anhelar sus besos, sus caricias, su forma tan apasionada de hacerme el amor, todas esas veces en las que me decía “Te amo”, extraño todo de él, hasta su torpe sonrisa, lo amo tanto y por más que intente darle oportunidades a mis pretendientes al final nunca lo hago, él está demasiado grabado en mi cuerpo y en mi mente. Aunque agradezco que cada vez que quedo de ir a casa de mi Madre o de encontrarme en algún lugar con ella, él no está presente, pero al menos, aunque sea de lejos, me gustaría contemplarlo, aunque me duela saber que lo nuestro no puede ser.

Despierto de mi agradable siesta al escuchar los incesantes golpes en la puerta de mi apartamento, así que con algo de molestia me acerco a ella para saber de una vez por todas quién es el que se atreve a interrumpir mi sueño.

- ¡Ya voy! ¿Me vas a tumbar la puerta o qué? – Digo molesto frotándome los ojos, quitándole el seguro a ésta y abrirla rápidamente, quedándome en completo shock.

- Yuri… ya no puedo soportarlo más – dice la persona que está al frente de mí, tomándome entre sus brazos y besándome con la misma desesperación de la última vez que juntamos nuestros labios.

Sobran las palabras para todo aquello que sentimos en estos momentos, sé que está muy mal el corresponderle, pero yo tampoco lo aguanto, lo deseo tanto, así que simplemente me dejaré llevar.

Me separo por unos momentos de su lado, cerrando la puerta del apartamento para así tomar una de sus manos y conducirlo hasta mi habitación, en donde volvemos a besarnos como segundos antes, acariciándonos con desenfreno, quitándonos la ropa en un santiamén sin preocuparnos de en qué rincón de la habitación caerán, disfrutando de ver nuestros cuerpos desnudos, sintiendo ese roce exquisito entre ellos.

Dirijo mi mano hasta su miembro que ya está erecto, mordiéndome el labio de tan solo pensar en que nuevamente lo tendré dentro de mí, brindándome ese placer incontrolable que tanto me hace jadear, doy leves masajes sobre su miembro, sintiendo esa dureza y ese líquido preseminal que escurre sobre éste y sin contenerme más, me pongo de rodillas e introduzco aquel pedazo de carne en mi boca, saboreándolo por completo hasta sentir su semen mojar mi cavidad.

- Lo siento – dice acariciando mis cabellos – estoy muy emocionado – dice para ponerse a mi altura, besándome con dulzura y luego cargarme con sus brazos hasta acostarme suavemente sobre la cama.

Sus labios recorren cada rincón de mi cuerpo, marcándolo nuevamente como suyo, apretando mis tetillas hasta hacerme jadear y siento como mi miembro vuelve a endurecerse y es envuelto por sus labios, besándolo y chupándolo con suma delicadeza, sintiendo dos de sus dedos entrar por mi ano, dilatándolo para lo que pronto vendrá, hasta correrme en su boca, viendo cómo se traga mi semen y me sonríe dulcemente mientras se acomoda sobre mí, besando mis labios.

- Te amo Yuri – dice introduciendo su pene en mi interior, hacía tantos meses que no lo hacíamos que me sentía como si fuera mi primera vez, es doloroso y sé que me arrepentiré más tarde de esto, pero es tan grande mi amor por él que el volver a tenerlo entre mis piernas es un gozo que no puedo negarme.

- Yu… ya – jadeo al sentir como comienza embestirme lentamente y besa mis mejillas empapadas por las lágrimas, estoy llorando pero no tan solo de dolor sino también de alegría.

Envuelvo su cintura entre mis piernas, dejando que su miembro entre mucho más, pero de un momento a otro cambiamos de posiciones, quedando yo encima de él, cabalgando gustoso sobre su miembro, haciendo también movimientos circulares sobre éste, al mismo tiempo que poso mis manos sobre su pecho, acariciando sus tetillas. Tiene sus ojos entrecerrados y sus dos manos en mi cintura, ayudándome a subir y bajar, sintiendo minutos después su semen mojar mi entrada, haciéndome estremecer y correrme también sobre su abdomen, cayendo exhausto sobre él, pero nuevamente mis lágrimas vuelven a salir.

- No llores Yuri – dice abrazándome protectoramente, acariciando mis cabellos.

- Yuya, te amo, pero no podemos…

- No puedo soportar estar lejos de ti.

- Yo tampoco, pero lo nuestro no puede ser – digo con tristeza, todavía acurrucado en su pecho.

- Pero pronto lo será – dice cariñosamente.

- ¿Qué? – Pregunto sorprendido, levantando mi rostro para mirarlo.

- ¿No te lo ha dicho tu Madre?

- ¿Decirme? ¿Decirme qué? – Pregunto todavía más confundido.

- Debe ser que todavía no se ha hecho a la idea – dice soltando un suspiro.

- Yuya no te entiendo – digo con algo de desesperación.

- Que nos divorciaremos – dice esbozando una sonrisa.

- Yuya ¿cómo pudiste? – Digo levantándome de encima suyo, totalmente confundido y asombrado por sus palabras.

- Yuri, tu eres la persona que quiero a mi lado a la que amaré toda mi vida y créeme que intenté de todas las maneras volver a amar a tu Madre, pero no puedo, no puedo hacerlo porque en mi corazón estás tú – dice sentándose a mi lado sobre la cama, abrazándome por la espalda, apoyando su cabeza en mi hombro – le dije que ya no la amo, que no podía vivir así con ella, al principio se negó, pero terminó cediendo, no es justo para ambos.

- ¿Lo dices en serio? – Pregunto con algo de felicidad – ¿en verdad harás eso por qué me amas?

- Si Yuri – dice besando mi mejilla – solo puedo amarte a ti.

- Con razón ya no te veía cuando salía con ella, debe estar devastada – digo con preocupación - ¿Y Ryu? – Pregunto por mi hermano, tampoco es que podamos dejarlo de lado.

- No lo desampararé, es mi hijo y mi adoración.

- Yuya… - volteo para abrazarlo, todavía con mis ojos llorosos.

- Tu Mamá todavía no sabe lo nuestro, pero tenemos que prepararnos para cuando eso suceda – dice tomando mi rostro con sus manos, mirándome fijamente – Te amo Yuri y solo espera un par de meses más y estaré libre para ti, para disfrutar de nuestro amor – dice besando mis labios y correspondo con gusto.

- ¿Y dónde te estás quedando? Porque supongo que Mamá te corrió de casa.

- De hecho me quedaré aquí conti… las maletas – dice levantándose estrepitosamente de la cama, corriendo desnudo seguido de mí.

- ¿Dejaste tus maletas afuera? – Pregunto riéndome de verlo tan angustiado.

- Estaba tan emocionado de verte que se me olvidó – dice riendo torpemente, abriendo un poco la puerta – todavía están – suspira aliviado, le acerco una bata para que así pueda taparse y meter las maletas a mi apartamento

- Eres un tonto - digo abrazándome nuevamente a él – Te amo Yuya – digo rodeando su cuello con mis brazos y lo beso apasionadamente.


Sé que nuestro camino de ahora en adelante será difícil, pero estoy seguro de que nuestro amor triunfará, aún si comenzó de una manera tan desastrosa, llena de culpa.


FIN