29/4/16

Father's Love

Hola a tod@s
A que no pensaban que hoy iba a actualizar XD
Bueno, primero que todo muchas gracias por sus hermosos comentarios, por el apoyo y poro todo el amor que ha recibido éste fic, que en verdad me alegra que les guste.
Y para no alargarme más, este fic va dedicado a mi querida amiga Mari <3
Espero que lo disfruten :D


Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias 
Autora: Akari-chan


Capítulo 21

*Yokoyama You*

- Yoko… la gente nos ve… - Dijo Maru después de haber recibido otro beso anhelante de mi parte, nos encontrábamos en una cafetería, su favorita de toda la ciudad, comiendo un delicioso helado de esos que tanto le encantaban.

- ¿Y qué importa si nos ven? – Pregunté divertido.

- Puede vernos alguien conocido.

- ¿Cuántas veces hemos hablado de esto Maru? Sabes muy bien que me importa poco lo que la gente piense de nuestra relación, yo te amo a ti y no dudaré en demostrártelo.

- Pero…

- Pero nada, come – dije finalmente tomando una gran cucharada de la copa de helado, para casi atragantarlo con ésta, pidiendo después disculpas por aquel acto tan brusco, llenándolo nuevamente de besos.

Ahora estamos sentados frente a frente, completamente en silencio, mientras que Aiba y el tal Ohno hablan tranquilamente, mi mirada está fija en él, analizando cada expresión y movimiento de su cuerpo, cada vez que lo veo nuevamente se me hace mucho más hermoso y eso hace que mi corazón no deje de latir cómo loco, cuantas ganas tengo de que al menos me sostenga la mirada, para así poder hundirme en la oscuridad de sus ojos.


*Maruyama Ryuhei*

Me odio, me odio profundamente por comportarme como lo estoy haciendo, por sentir como mi corazón late acelerado solo por tener su mirada fija en mí, ni siquiera soy capaz de mirarlo, al menos para hacerlo con odio y que de una vez por todas entienda que no lo quiero en mi vida. Quiero huir, salir corriendo lo más lejos posible de éste lugar, pero no puedo permitirme hacerlo, no quiero que piense que me afecta el estar cerca de él, soy un adulto y tengo que comportarme como uno.

- ¿Y a qué te dedicas Yokoyama-san? – Pregunta Ohno-san de repente.

- Soy el Presidente de una Constructora – dice con un dejo de superioridad ¿por qué tiene que ser tan creído?

- Oh, que interesante, yo soy el…

- El Rector del Instituto al que asiste mi hijo – dice nuevamente en ese tono que tanto me fastidia, pero a la vez me hace temblar de tan solo escucharla, me aterran las reacciones de mi cuerpo.

- Yoko-chan es el Padre de Yokoyama Keito, el estudiante que entró a inicios del año – Dice Aiba-san animadamente, ha de ser muy amigo de él para llamarlo con tanta confianza.

- Claro que me acuerdo de él, Maruyama-san siempre está hablando de lo listo que es ¿No es así Maruyama-san?

- ¿Eso es cierto? – Pregunta él con asombro.

- Sí… Kei… digo, Yokoyama-kun es un chico muy inteligente y dedicado, he quedado maravillado con él.

- Es que heredó el encanto de su Padre – dice con orgullo.

- Pues dudo mucho que lo haya sacado de usted, Señor Yokoyama – digo, notando como Ohno-san me mira con extrañeza y por fin dirigiendo mi mirada hacía él.

- Tal vez – dice tomando un sorbo del café que había pedido – mi exesposa es una mujer muy inteligente y hermosa – dice mirándome desafiante.

- No pensé que estuvieras divorciado – digo sorprendido, en verdad no me esperaba eso, pero igualmente eso no debería de importarme.

- Eso ya fue hace mucho tiempo, así que no tiene importancia – dice mirándome fijamente con una sonrisa, quiero que deje de torturarme con sus estúpidos gestos.

- Lo siento, tengo que atender ésta llamada – dice Ohno-san al momento que suena su teléfono móvil, levantándose de su asiento para salir fuera de la cafetería.

- Yo tengo que ir al baño – dice Aiba-san levantándose de su asiento también, dejándome solo con él.

- Yo… - digo tratando de inventar alguna excusa para retirarme, pero su mano tomó la mía firmemente.

- Por favor, no huyas – me dice suplicante.

- No te creas tan importante, como para pensar que voy a huir de ti – digo soltándome de su agarre, además estoy completamente seguro de que me has estado siguiendo, no creo que haya sido solo “casualidad” – Digo mirándolo desafiante.

- Tengo muchas cosas mejores y mucho más importantes que hacer que seguirte.

- ¿Entonces por qué no te vas? – Digo con frialdad.

- Porque me alegra mucho verte, aunque sea en estas condiciones.

- Pues ya me viste, así que vete – digo tratando de sonar lo más serio y decidido posible, pero él sigue ahí sentado.

- Maru...

- Maruyama-san para ti – digo con notable molestia - y una cosa más, dile a tu hijo que se aleje del mío.

- Ni creas que voy a hacer eso, por horrible que te parezca mi hijo está muy enamorado del tuyo y no tengo ni una sola intención de separarlos.

- ¿Está tan enamorado como decías tú que estabas de mí? – Pregunto al mismo tiempo que siento como mis lágrimas comienzan a bajar por mi rostro, ya no lo soporto más, estar cerca de él me produce mucho dolor, por más que he querido todos estos años de ser fuerte, nunca he podido borrarlo realmente de mi cabeza, de mi cuerpo… Así que tomando mis cosas salgo corriendo de ahí bajo la mirada atónita de Ohno-san. - Lo siento, tengo que irme… - Alcanzo a susurrar, siguiendo con mi camino, huyendo de él, como un vil cobarde.


*Aiba Masaki*

- ¿Pero por qué se va? – Pregunta Ohno-san extrañado.

- De seguro tenía algo importante que hacer – digo tomándolo del brazo, viendo cómo mi amigo va detrás de Maruyama-san.

- ¿Y Yokoyama-san también tenía que irse?

- Sí, él es un hombre muy ocupado.

- Que amigo tan raro tienes ¿ahora qué haré?

- Podemos salir los dos, además hay cosas que tengo que hablar contigo sobre el trabajo.

- Está bien – dice resignado y así juntos volvemos a entrar a la cafetería, espero que Yoko logre alcanzarlo.


*Ryutaro*

No puedo creer que mi hermano mayor me esté traicionando de ésta manera, al parecer todos mis esfuerzos para evitar que estuvieran juntos han sido en vano y ahora lo compruebo al ver como se devoran descaradamente con la mirada mientras se comen un enorme helado que pidieron ¿no sé cómo no me di cuenta antes? Pero ahora que lo pienso, mi hermano siempre termina saliéndose con la suya.

Pero lo que más me preocupa ahora es la mirada fría que me manda Ryosuke ¿acaso he hecho algo malo para que me mire de esa manera? Y lo otro y peor aún es que el idiota de mi hermanastro mayor no deja de molestarme, es un pesado y si no fuera porque Yuto está aquí ya me hubiese ido desde hace mucho, quiero que éste día termine rápido.


*Ryosuke*

- ¿A dónde vamos ahora? – Pregunta Yuto al salir todos de la cafetería, mientras que yo me sostengo fuertemente de su brazo, no pienso separarme de él en ningún momento y al parecer eso no le molesta.

- ¡Vamos a la noria! – dicen Yuri y su novio al unísono, pero de solo escuchar eso hace que mí cuerpo tiemble, le temo a las alturas.

- ¿Para dejarlos a ustedes dos solos ahí? Ni lo piensen – dice Ryutaro con enojo.

- A mí me parece buena idea – dice sonriente el otro hermanastro de Yuri – pero sería mejor ir más tarde, para ver el atardecer.

- Hermano, esa es una grandiosa idea – dice el novio de Yuri.

- A mí me parece bien – dice Yuto alegremente.

- Pero Yuto… - digo mirándolo con ojos de súplica, él sabe muy bien el temor que tengo.

- No te preocupes, yo estaré contigo – dice sonriéndome dulcemente – entonces vayamos a otras atracciones mientras llega la hora de ir a la noria.

- Entonces vamos primero a la montaña rusa – dice Yuri muy animado, pero esa no es buena idea también.

- Mejor demos un paseo y ya luego subimos a la montaña rusa, acabamos de comer y creo que eso no sería muy bueno – dice el mayor de todos, haciendo que mi cuerpo comience a temblar por el miedo.

- Si no quieres subir no lo hagas – susurra Yuto, acariciando mis cabellos con su mano libre, haciéndome sentir seguro, aunque obviamente no voy a subir a esa cosa.


*Hikaru*

- Keito… ¿Estás seguro de querer hacer esto? – Pregunto sintiendo nuevamente los labios de mi novio sobre los míos.

- Segurísimo – dice comenzando a desabotonar mi camisa mientras besa ahora mi cuello, haciéndome suspirar.

- Pero… ¿Y tú Papá? ¿Y tú hermano?

- Mi Papá salió muy temprano ésta mañana y mi hermano está en una excursión y llega hasta mañana en la noche. – dice despreocupadamente hasta desabotonar el último botón de mi camisa, retirándola completamente. Nos encontramos en su habitación, apenas llegamos a la Mansión me trajo hasta acá y aunque es algo que en verdad quiero hacer con él, no dejo de sentirme inseguro.

- Keito…

- ¿Qué sucede? ¿No quieres hacerlo conmigo? – Dice con un dejo de tristeza.

- No, no es eso – digo tratando de animarlo – es solo que, contigo sería la primera vez que esté con un hombre y pues es muy nuevo para mí.

- Entonces es eso… - Dice sonriente – no te preocupes, por esta vez seré yo el pasivo.

- ¿Cómo que por esta vez? – Pregunto algo asustado.

- Es que preferiblemente me gusta ser el activo – sonríe nuevamente - pero por ser tu primera vez y por qué en verdad te veo muy temeroso, seré el pasivo.

- No tienes por qué molestarte.

- No hay problema con eso, así que relájate y disfruta.

- Te quiero Keito – digo dándole un dulce beso en los labios.

- Y yo a ti Hika-chan – sonreímos y volvimos a lo que minutos antes estábamos haciendo, quitándole su camisa con la misma rapidez que él hizo con la mía, devorándonos a besos y disfrutando de tocar su suave piel, esa que desde hacía meses quería sentir en su totalidad.


*Yokoyama You*

Caminábamos juntos, todavía tomados de la mano, nuestra primera cita había sido todo un éxito y no podía estar más feliz en aquellos momentos.

- ¿En qué tanto piensas?- Preguntó Maru al notar que me había quedado en silencio.

- En lo mucho que te amo – dije sonriente, viendo el hermoso sonrojo que se asomaba por sus mejillas.

- No deberías de pensar tanto en eso – dijo avergonzado.

- ¿Por qué no? Si tú eres todo lo que más quiero – dije con notable alegría - ¿Y sabes una cosa más?

- ¿Qué?

- Jamás voy a soltar ésta mano – digo elevando un poco nuestra manos que siguen unidas.

- ¿En serio estás dispuesto a hacerlo? – Preguntó dudoso.

- Nunca lo haré – dije dándole un corto beso y luego seguir caminando camino a su casa.

- Soy un idiota, un terrible idiota – me repito varias veces, mientras sigo corriendo tras de él, gracias al cielo no lo he perdido de vista, no puedo dejarlo ahora y menos sabiendo que está así por mi culpa.


*Maruyama Ryuhei*

Corro lo más rápido que mis piernas me lo permiten, quiero estar lo más lejos posible de él, no quiero ver su estúpida cara y tampoco quiero seguir escuchando su voz, me duele tanto el corazón y mis lágrimas no han dejado de caer, he de verme realmente patético y más al caer al suelo, éste no podía ser un peor día.

- ¡Maru! ¿Estás bien? – Bueno, si puede ser un peor día.

- ¡Vete! – Digo levantándome rápidamente del suelo, limpiándome las lágrimas, dispuesto a correr nuevamente, pero él me toma firmemente del brazo - ¡Suéltame! – Exclamo molesto.

- No lo haré, tenemos que hablar.

- Yo no tengo nada que hablar contigo.

- Pues si tenemos muchas cosas de qué hablar.

- A mí no me interesa nada de lo que salga de tu boca, así que déjame solo.

- No voy a dejarte Maru, no ahora…

- Ya me dejaste una vez, no debería de importarte mucho hacerlo de nuevo – digo con tristeza, sintiendo mis lágrimas nuevamente mojar mi rostro, es humillante que me vea así.

- Maru no llores – dice tratando de posar su mano en mi rostro, pero lo esquivo rápidamente.

- No tienes por qué quedarte, no es necesario que sientas lástima por mí.

- Yo nunca sentiría lástima por ti, sino todo lo contrario.

- Vete por favor – digo de manera suplicante ¿acaso no entiende que me hace daño tenerlo tan cerca?


*Yokoyama You*

- Está bien, voy a dejarte solo, pero antes de hacerlo quiero pedirte una cosa – digo resignado, es mejor dejar las cosas hasta acá por ahora.

- ¿Qué cosa? – Pregunta un poco más tranquilo, pero no deja de dolerme verlo tan herido, quisiera tanto poder abrazarlo.

- Por favor no interfieras con la relación de nuestros hijos, está bien que me odies y que no quieras nada de mí, pero te lo suplico, déjalos estar juntos.

- ¿Para qué? ¿Para qué tu hijo le haga al mío lo mismo que me hiciste tú a mí? – Dice con enojo.

- Solo no quiero que hagas lo mismo que hizo… - No, no es momento para hablar de eso – te aseguro que eso no va a suceder, nuestros hijos se aman, no les causes ese dolor.

- Está bien, si eso es lo que quieres no interferiré, pero si en algún momento veo a mi hijo sufrir por tu hijito, me las vas a pagar el doble, Kimitaka.

- Gracias – digo haciendo una corta reverencia – pero te agradecería más que no me llamaras por mi verdadero nombre.

- Pues yo te llamo como quiera – dice molesto – ya me dijiste lo que me tenías que decir, así que vete.

- Está bien, pero una cosita más – digo comenzando a caminar, alejándome unos pocos metros de él – Yo nunca he dejado de amarte – digo finalmente viendo el rostro lleno de desconcierto de mi amado.

- ¡KIMITAKA IDIOTA! – Lo escucho gritar a lo lejos mientras corro, no quiero ganarme una paliza de su parte, definitivamente no voy a rendirme.


*Ryutaro*

- Bien ¿ya decidieron con quién van a ir a la noria? – Pregunta entusiasmado mi hermano al salir todos de los carros chocones.

- Es cierto, solo pueden entrar de a dos y ya está atardeciendo – dice Yuto animado.

- Yo iré contigo Yuyan – dice mi hermano Yuri, abrazando fuertemente a su pareja, me da horror no más pensar en esa palabra.

- ¿Qué? Ustedes no pueden ir juntos – digo molesto.

- Yo iré con Yuto – dice Ryosuke, tomándolo del brazo como lo ha hecho casi todo el día, es que no me ha dejado ni siquiera hablarle, ha estado muy raro conmigo en todo el día.

- Entonces eso quiere decir que yo iré con Ryutaro – dice el idiota mayor posando su mano sobre mi cabeza.

- Si es así, prefiero no subirme – digo retirando su mano de mi cabeza.

- Vamos Ryutaro, ni porque Kota fuera a hacerte algo – dice Yuri burlonamente.

- Idiotas – digo caminando directo a la noria ¿por qué tendría que tenerle miedo a ese tonto?


*Yuto*

Solo podía sonreír al notar el brazo de Ryosuke sostenerse fuertemente al mío, sé muy bien el gran temor que le causan las alturas, pero aquí estaba yo para cuidarlo. La fila para subir a la noria es larga, pero aun así avanza a una velocidad rápida, eso hace que Ryosuke tiemble de tan solo pensar en que va a subir ahí.

- Bien, creo que ya es nuestro turno – digo al ver que somos los siguientes en la fila, así que casi a rastras hice que Ryosuke entrara a la cabina conmigo y al estar ya dentro Ryosuke me abraza fuertemente.

- Yuto ¿me quieres todavía? – Pregunta de repente.

- ¿Por qué preguntas eso?

- Porque la vez pasada me dijiste que te gusta Ryutaro y yo no quiero que él te guste.

- ¿Estás celoso de Ryutaro? – Pregunto divertido.

- No has respondido todavía a mi pregunta.

- ¿Y qué pasaría si la respuesta es afirmativa?

- Lo sabrás cuando respondas – dice mirándome fijamente a los ojos.

- Yo quiero a Ryutaro – digo viendo la cara de espanto de Ryosuke – pero como a un buen amigo, yo te quiero es a ti, como mi novio – digo tomando su rostro con mis manos y por fin besarlo, siendo correspondido de inmediato.

- Yo también te quiero Yuto – dice Ryosuke emocionado y sonrojado – te quiero, te quiero, te quiero – dice repartiendo dulces besos por mi rostro, sin duda éste día ha sido más que perfecto.


*Kota*

- Pero por favor di algo – digo un poco molesto, estoy dentro de una de las cabinas de la noria con Ryutaro y éste ni me mira y ni me habla ¿tan mal le caigo?

- Dije que iba a subir contigo, no que íbamos a tener una charla.

- Recuerda que estamos aquí porque necesitamos pasar tiempo de calidad juntos.

- Pues tú estás aquí de colado, yo no te invité.

- ¿Cómo te ha ido en matemáticas?

- Bien, fin de la conversación – dice quedando en silencio nuevamente, pero que chico tan difícil.


*Yuya*

- Se ve todo tan hermoso desde aquí arriba – dice Yuri mirando con asombro desde la ventana de la cabina.

- Pero tú eres mucho más hermoso – digo al mismo tiempo que lo tomo de la cintura, sentándolo sobre mis piernas.

- Yuyan, yo quiero hacer el amor contigo, pero aquí no podemos hacerlo – ríe divertido.

- Pero no quiero hacer eso aquí, ya habrá otro momento, solo quiero besarte – digo, viendo como Yuri se voltea dejando su rostro muy cerca al mío y besarme sin dudarlo ni un poco, estaríamos así hasta que llegara nuestro turno de salir.


*Maruyama Ryuhei*

- ¡IDIOTA! ¡IDIOTA! – Grito al llegar a casa, aprovechando que Daiki está este fin de semana en casa de su Madre en Kyoto - ¿cómo te atreves a decir que todavía me amas? ¡ERES UN MENTIROSO! ¡UN MALDITO MENTIROSO! 


CONTINUARÁ...


6/4/16

Father's Love

Hola a tod@s
Ya llevaba casi un mes sin publicar (como casi siempre) y en verdad lo lamento mucho porque este fic va un poco pa largo, además de que tiene varias parejas y es la primera vez como podrán notar que escribo un fic con esa magnitud y que trato de darle en lo posible protagonismo a todas las parejas, pero bueno, me siento muy contenta de escribirlo y me alegra mucho que les guste, en verdad sus comentarios me hacen muy feliz >3<
También el diseño del blog cambió y para mi se ve precioso *w* (Gracias Lyly-chan) aunque la imagen de Jump arriba la hice yo n.nU espero que les haya gustado también.
Y bueno, para no alargarme más este fic va dedicado a mi querida Mari <3
Que lo disfruten :)



Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias 
Autora: Akari-chan


Capítulo 20

*Ryutaro*

- Ryutaro, no debiste hacer eso – dice mi hermano un poco molesto, mientras que los otros dos caminan detrás de nosotros.

- Solo quería despedirme, pero no pensé que los encontraría haciendo eso… - digo avergonzándome de tan solo recordar lo visto minutos antes.

- ¿Es que acaso no te enseñaron a tocar la puerta antes de entrar? – Dice el mayor de todos, Kota, haciendo que me detenga por unos momentos.

- Eso a ti no te importa ¡Imbécil! – Digo mirándolo con furia, para luego seguir caminando ahora más rápido, seguido por mi hermano ¿quién se ha creído ese tonto para decirme eso?


*Kota*

- Kota, no lo provoques – dice mi hermano.

- Él es el que se la pasa de metiche en la vida de nuestros padres, yo solo estoy diciendo la verdad – digo ahora molesto.

- Pero recuerda que tú te auto invitaste a ésta salida, no me quejo porque así puedo pasar tiempo con Yuri ¿pero tú que quieres con esto? ¿En qué te beneficia a ti?

- Solo quiero distraerlo para que puedas estar con tu novio.

- ¿Lo dices en serio? – Pregunta mi hermano con ilusión.

- Así es.

- Gracias hermanito, eres el mejor de todos – dice alegremente, mientras que yo no quito los ojos de encima de Ryutaro.


*Ryosuke*

Me miro en el espejo una y otra vez, desde que me levanté no he dejado de estar nervioso e inclusive creo que ya me he puesto más de diez atuendos distintos, buscando uno que me haga ver realmente guapo, no puedo perder contra Ryutaro y menos cuando por fien he podido aclarar mis sentimientos por Yuto.

- ¡Listo! Éste me queda perfecto – digo sonriente, dándome una última mirada en el espejo, yendo luego al baño para arreglarme el cabello y ponerme algo de perfume.

Al estar ya listo tomo mi bolso y salgo de inmediato de casa, viendo a Yuto salir al mismo tiempo de la suya, nos quedamos viendo por unos segundos hasta que él decidió tomar el primer paso y acercarse hasta donde yo estoy, haciéndome sonrojar con su sola cercanía.

- Buenos días Ryosuke – dice brindándome su mejor sonrisa.

- Buenos días Yuto – digo desviando mi mirada de la suya, no sé porque tengo que sentirme así ahora.

- Si nos vamos ahora llegaremos justo a tiempo – dice para luego comenzar a caminar, a lo que yo comienzo a seguirlo, quedando al lado de él, notando la gran diferencia de altura que tenemos ¿cómo es posible que él sea tan alto si su Papá es casi de la misma altura del mío?

- Que envidia… - digo en un susurro.

- ¿Dijiste algo? – Pregunta Yuto deteniéndose, haciendo que yo también lo haga.

- No, no dije nada – digo nervioso, sintiendo luego su mano sujetar la mía, haciéndome sonrojar más de lo que estoy.

- Si no nos apuramos llegaremos tarde – dice sonriente, caminando más rápido, sin soltarme en ningún momento.


*Yokoyama You*

Corría rápidamente por las pobladas calles de Kyoto, buscando con mi mirada la figura de mi novio, me sentía tan feliz, tan emocionado, tan ansioso. Hacía más de un mes que no lo veía y el saber que ese día por fin podía estar con él me llenaba de un gozo enorme, no había nada más en el mundo que amara más que a él.

- Llegas tarde, como siempre – dijo mi amado un poco molesto.

- Lo siento… - dije agitado, había corrido al menos diez cuadras.

- ¿Además por qué te vienes corriendo? Pudiste haber venido en tu carro.

- No estaba tan lejos, además estaba tan emocionado de verte – dije al fin recobrando el aliento y de una buena vez lo beso dulcemente en los labios.

- Yoko… no en frente de todos – dice alejándome un poco, con sus mejillas sonrojadas.

- Te amo Maru-chan – digo volviéndolo a besar, haciendo caso omiso a sus reclamos.
Recuerdo con mucho cariño aquel momento, la primera de tantas citas que tuvimos, mientras lo miro a lo lejos detrás de una cabina telefónica, tomándose un café esperando a quién sería su acompañante éste día, me gustaría tanto ser yo el que esté en su lugar, poder tener nuevamente una cita amorosa con él.

- Yoko-chan – dice Aiba abrazándome por la espalda.

- ¡Suéltame! – Exclamo molesto – ¡Me asustaste!

- Lo siento, es que te ves tan concentrado – dice burlonamente, me volteó para verlo, quedándome sorprendido por su vestimenta.

- Aiba ¿acaso vas para un funeral? – Pregunto al verlo totalmente vestido de negro.

- Que grosero eres Yoko-chan – dice haciendo puchero – no voy para un funeral, es mi ropa de espía.

- ¿Ropa de espía? – Pregunto todavía incrédulo.

- No venimos aquí a hablar sobre mi ropa – dice molesto - ¿Ya llegó? – Dice mirando a la dirección que yo estaba viendo minutos atrás – Pero que guapo se ve, demasiado para ser solo una salida de amigos.

- No digas tonterías Aiba – digo irritado.

- Ya llegó – dice Aiba sonriente, señalándome al recién llegado que por cierto no me llega ni a los talones.

- ¿Ese enano? – Digo mirándolo detenidamente, viendo luego como mi amado le sonríe tan alegremente.

- Pues ese enano es el Director y por él fue que Maruyama-san entró a trabajar en el Instituto, deberías de estar agradecido, de no ser así no lo hubieras vuelto a ver nunca – dice mi amigo en modo de regaño, aunque de cierto modo tiene razón.

Nos quedamos espiando por un buen rato, siguiendo cada movimiento que ambos hacían, viendo con detenimiento y amor la bella sonrisa de mi Maru-chan, aunque no deja de molestarme que le sonría a otra persona, debí de monopolizar su sonrisa hace mucho tiempo, pero de todos modos no veo algún movimiento extraño por parte de él, solo es una simple salida de amigos, así que de cierto modo puedo estar tranquilo, pero de un momento a otro mi tranquilidad se va al carajo cuando veo que ese enano toma la mano de mi amado ¿quién se cree para darse esos privilegios?

- Ese idiota… - susurro molesto.

- Yoko-chan, cálmate – dice Aiba tomándome del brazo para evitar que vaya a romperle la cara a ese tipo.

- ¿Cómo quieres que me calme? ¿Acaso no estás viendo lo mismo que yo?

- Si, lo veo, pero no tienes que comportarte como un salvaje – dice sosteniéndome con más fuerza - ¿Qué te parece si nos acercamos? – Pregunta con picardía.

- No creo que eso sea buena idea.

- Claro que lo es, además tengo hambre y por lo que veo han entrado a aquel restaurante – dice señalando el lugar que acababa de nombrar.

- Pero de todos modos sigo pensando que es una mala idea.

- Vamos, no seas tímido, no creo que vaya a armar un escándalo estando Ohno y yo ahí – dice tomándome firmemente del brazo, llevándome casi a rastras a ese lugar.


*Okura Tadayoshi*

Cruel, lo que acaba de hacerme mí amado esposo fue cruel, arrebatarme así mi inocencia y mi posición de “Dominante” en la relación, mi dignidad como hombre, jamás me había sentido tan humillado y adolorido y más al pensar que todo eso que me hizo me gustó, realmente me gustó.

- Yoshi… - susurra mi esposo, entrando a la ducha, abrazándose a mi espalda - ¿cómo te sientes? – Pregunta dándole un dulce beso a mi espalda, al mismo tiempo que acaricia mi pecho, haciéndome estremecer por lo ocurrido minutos antes.

- Estoy… bien – digo nervioso y más al sentir que su mano baja un poco más.

- ¿Fui muy brusco? – Pregunta con tono de preocupación, bajando su mano hasta donde se encuentra mi miembro.

- Yasu… - suspiro al sentir como lo masajea lentamente.

- Lamento mucho si lo fui, pero aun así me siento muy feliz de haberlo hecho, es como si por fin ambos nos perteneciéramos completamente – dice dando dulces besos en mi espalda, sin dejar de masajear mi miembro que ya se encuentra totalmente erecto, simplemente no puedo enojarme con él y mucho menos al decirme aquellas palabras tan bonitas.

- Pero debiste de haberme pedido permiso para que lo hicieras – digo tratando de sonar molesto, retirando su mano de mi miembro, para así quedar frente a frente con él.

- Lo siento – dice mirándome con ojos de cachorrito ¿cómo puede ser tan lindo?

- Disculpa aceptada, pero no vuelvas a hacer eso sin mi autorización.

- No lo haré – dice sonriente, volviéndome a abrazar - ¿eso quiere decir que podré hacértelo de nuevo?

- Bueno… sí, pero yo te diré cuándo – digo para después besarlo, tomando su mano para dirigirla a mi miembro nuevamente – pero de todos modos recibirás un castigo por eso.

- Si es lo que estoy pensando, no creo que sea un castigo – dice apretando mi miembro, volviendo a juntar sus labios con los míos en un beso más fogoso.

Me dejo llevar completamente por él, toqueteando cada parte de su cuerpo como tantas veces ya lo he hecho, no podemos desaprovechar el hacer el amor en nuestra propia casa y más si los niños no están en ella.


*Kota*

- ¡Ryosuke! – Exclama alegremente Yuri, al mismo tiempo que corre y abraza al nombrado ¿entonces eso quiere decir que el otro es ese tal Yuto?

- ¿Por qué lo abraza así? – Dice Yuya en un susurro con algo de tristeza.

- Es un amigo que no ve desde hace mucho, no te pongas triste – digo tratando de alentar a mi hermano – además Yuri al que quiere es a ti.

- ¡Yuyan! ¡Kota! Él es mi amigo Ryosuke – dice Yuri acercándose a nosotros junto con él.

- ¿Cómo así que Yuyan? – Pregunta Ryutaro molesto.

- Okura Yuya, mucho gusto en conocerte – dice mi hermano sonriente.

- Y yo soy su hermano, Okura Kota – digo también esbozando una sonrisa.

- Un gusto igualmente, soy Nishikido Ryosuke.

- Shibutani Yuto, es un gusto también – dice al acercarse a nosotros – Yuri habla tanto de ustedes que me sentía muy ansioso de conocerlos.

- Yo también lo estaba – digo sonriente, por fin conozco al chico por el que tanto sonríe Ryutaro.

- En serio lo siento mucho Yuto, yo no quería que ellos vinieran – dice Ryutaro haciendo una reverencia.

- No tienes por qué disculparte por eso, entre más seamos muchísimo mejor – dice su amigo Yuto muy alegre.

- Pero ellos son unos metiches – dice Ryutaro.

- En primer lugar aquí el metiche es otro ¿o se te olvida lo de ésta mañana? ¿O lo de la otra vez?

- Tú mejor cállate – dice sacándome un poco la lengua.

- Entonces no hables así de nosotros y menos en nuestra presencia – digo mirándolo desafiante.

- Pues yo hablo cómo a mí se me dé la gana.

- ¿En serio con esa boquita comes?

- Eres un…

- Ya, muchachos, de por Dios cálmense – dice Yuri metiéndose en medio de nosotros.

- Pero él empezó – dice Ryutaro.

- El que empezó fuiste tú.

- ¡Que ya! – Dice Yuri muy enojado – dejen de comportarse como niños malcriados, vinimos aquí a pasar tiempo de caridad como la familia que ahora somos, así que si vuelven a pelear los golpearé hasta que mueran.

Nos quedamos en silencio por un buen rato, mirándonos los unos a los otros, es la primera vez que lo veo así de enojado y por como dijo lo que dijo, es alguien de temer.

- ¿Qué les gustaría hacer primero? – Pregunta el tal Ryosuke, acabando con el silencio incómodo que se había formado entre nosotros.

- Vayamos a comer algo y luego si montamos en las atracciones – dice Yuya.

- Esa es una buena idea Yuyan – dice Yuri sosteniéndose del brazo de mi hermano.

- ¡Yuri! – Exclama Ryutaro con molestia.

- Dije que nada de peleas – dice Yuri haciendo que se nos erice la piel del miedo que nos provoca.

- Pero…

- ¿A dónde quieres ir a comer? – Pregunta Yuri sonriente a mi hermano, que en vez de verse asustado, se encuentra maravillado ¿será cierto eso que el amor es ciego?

- La cafetería de este parque es sensacional ¿te gustaría ir?

- Claro que si Yuyan, vamos – dice sonriente, comenzando a caminar junto con mi hermano, notando la mirada furibunda de Ryutaro al verlos alejándose así de juntos.

- Yuri traidor – susurra Ryutaro con molestia - ¿Y tú qué me miras?

- Creo que de ahora en adelante le tendré más miedo a Yuri que a ti – digo burlonamente, comenzando a caminar tras mi hermano y su novio, definitivamente me encanta hacer enojar a mi querido hermanastro, de cierta forma se ve tan adorable.


*Ryutaro*

- ¿Ryu-chan? ¿Estás bien? – Pregunta Yuto preocupado.

- Son unos tontos – digo tratando de evitar que mis lágrimas salgan de mis ojos, me siento tan impotente.

- No te amargues tanto, ellos no parecen malas personas – dice brindándome una cálida sonrisa, de esas que me reconfortan de inmediato.

- Gracias Yuto – Digo sonriendo levemente, dándole un fuerte abrazo.

- Así me gusta verte, vamos tras ellos – dice para finalmente tomarme de la mano y caminar rápidamente, seguidos por Ryosuke.


*Ryosuke*

Amo ver esa faceta de: “Quiero hacerlos felices a todos” de Yuto, pero me molesta demasiado que sea así de especial y cariñoso con Ryutaro y me molesta mucho más que lo tome tan campante de la mano y lo peor de todo es que lo haga en mi presencia. Pero no voy a permitir que las cosas se queden así, lucharé por el amor de Yuto cueste lo que me cueste, así tenga que enfrentarme con Ryutaro.


*Maruyama Ryuhei*

Hacía mucho tiempo que no salía así con un amigo y me alegro mucho de haber aceptado ésta invitación de Ohno-san, de seguro hoy será un día fantástico.

- ¿En qué tanto piensas? – Pregunta Ohno-san al verme tan sumido en mis pensamientos.

- Pensaba en que me hacía mucha falta salir con alguien que no fuera mi hijo, aunque eso no quiere decir que no me guste salir con mi hijo, porque de hecho me encanta, pero supongo que entiendes a qué me refiero.

- Claro que te entiendo – dice dándole otro sorbo a su bebida – ¿Y cómo te has sentido en el Instituto? ¿Hay algo que no te agrade y qué quizás podamos solucionar?

- La verdad es que no, está todo muy bien – digo sonriente, aunque lo único malo es saber que ese idiota es el Padre de mi alumno más querido – me encanta trabajar ahí, muchas gracias por haberme dado ésta oportunidad – sonrío.

- No tienes que agradecerme nada y me alegra mucho escucharte decir eso, eres un gran maestro y los alumnos te adoran.

- Por favor, no digas eso – sonrío avergonzado.

- ¡Ohno-san! Qué casualidad encontrarte por acá – dice Aiba-san llegando repentinamente a nuestra mesa.

- ¡Aiba! ¿Y esa ropa? ¿Quién se murió? – Pregunta Ohno-san asombrado.

- No se ha muerto nadie – dice cruzándose de brazos, haciendo un puchero.

- Es que pareciera que llegaras de un funeral.

- Eso mismo le dije yo.

Siento un escalofrío recorrer mi cuerpo al escuchar esa voz detrás de mí, negándome totalmente a voltearme para ver si se trataba de mi imaginación o si en verdad se trataba de él, pero no fue necesario hacerlo, ya que él se pone justo al frente de nosotros ¿Por qué de todas las personas que hay en ésta ciudad, tengo que encontrarme con él?

CONTINUARÁ...