24/2/17

Father's Love

Hola muy buenas tardes <3
Aquí nuevamente con mi publicación mensual X'D
En verdad lo siento mucho por la demora, pero a pesar de que sé que va a venir en cada capítulo, por alguna razón no me llega la inspiración para plasmarlo como quiero, pero bueno aquí está y ya no las hago esperar más y como siempre éste fic es dedicado a mi querida amiga Mari, que la quiero mucho.
Que lo disfruten :3 <3


Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias 
Autora: Akari-chan


Capítulo 31

*Yasuda Shota*

- ¿Listos para ir a la playa? – Pregunta mi esposo animadamente al levantarse de su asiento, después de terminar todos de almorzar. Habíamos pasado la mañana paseando por los alrededores de la ciudad, comprando algunos recuerdos.

- ¡Si! – Respondemos todos con emoción a excepción de Ryutaro, quién tiene una expresión de fastidio.

- ¿Te sientes bien hijo? – Pregunto acercándome a él, apoyando mi mano sobre su espalda.

- Estoy bien papá, no te preocupes – sonríe levemente – vamos a la playa – dice comenzando a caminar rápidamente hacia la salida del hotel.

- Papá Yasu ¿quieres que la lleve? – Pregunta Yuya señalando la enorme bolsa que está en el suelo.

- Claro hijo, muchas gracias – sonrío viendo cómo éste se va junto con Yuri.

- Yo llevaré las sombrillas – dice Kota tomando las dos grandes sombrillas que habíamos llevado.

- Busquen un buen lugar – dice mi esposo.

- Eso haremos – dice sonriente, alcanzando rápidamente a sus hermanos.

- Al parecer Ryutaro no está muy contento – dice Yoshi preocupado.

- Me preocupa que no se lleve bien con ustedes, lo siento mucho – digo inclinando un poco mi cabeza en modo de disculpa.

- No te preocupes mi amor – dice besando mi frente – sólo debemos darle un poco más de tiempo, ya pronto mejorará.

- Pero no dejo de sentirme apenado contigo y tus hijos.

- Ya te he dicho que no te preocupes – dice besando mis labios – vamos – dice sonriente, tomando delicadamente mi mano, empezando a caminar juntos, hasta llegar por fin a la playa.

- Allá están – digo al ver a Kota clavar las sombrillas en la arena y a Yuya junto a Yuri, acomodando las toallas y demás cosas que habían dentro de la bolsa y a Ryutaro sentado en la arena a un par de metros de ellos - Ryutaro ¿no piensas meterte al mar? – Pregunto un tanto preocupado, posando mi mano en su hombro izquierdo.

- Más tarde iré, quiero descansar un poco.

- ¿Estás enfermo? – Pregunto tocando su frente.

- Estoy bien papá – sonríe.

- Está bien hijo, pero trata de divertirte, no me gusta verte con esa cara larga.

- Lo haré, a mi manera.

- Te quiero mucho hijo – digo revolviendo un poco sus cabellos.

- Yo también te quiero papá.

- Cualquier cosa que necesites no dudes en decírmelo.

- Si señor – responde con una sonrisa, así que suspirando resignado, vuelvo al lado de mi esposo, espero que algún día mi hijo menor pueda llevarse bien con todos.


*Yuya*

- Yuyan – dice melosamente Yuri, abrazándose a mí, besando apasionadamente mis labios. Nos encontramos acostados bajo la sombra de las sombrillas, aprovechando aquel tiempo a solas para darnos algunos mimos.

- Te amo Yuri – digo acariciando suavemente su mejilla, notando un hermoso sonrojo adornar su rostro.

- Yo te amo más – sonríe - ¿puedo pedirte un favor?

- Claro, lo que quieras.

- Es que… - Dice sentándose y quitándose rápidamente su camiseta, dejándome ver su bien formado torso – no me gusta quemarme con el sol, así que me preguntaba…

- ¿Quieres que te unte el bloqueador por el cuerpo? – Pregunto viendo a mi novio asintiendo alegremente – ¿sabes lo excitante que suena eso? – Digo sentándome también.

- No te vayas a excitar tanto – susurra acercando sus labios a los míos, dándome un dulce beso – tenemos que guardar todo eso para esta noche – dice pícaramente.

- Pero de tan solo pensar en recorrer tu cuerpo con mis manos me enloquece.

- Yuyan… - vuelve a susurrar, acercándonos para besarnos nuevamente, pero de repente sentimos algo sobre nosotros.

- ¿¡Eh!? ¿Pero qué es esto? – Exclamo sorprendido, viendo a Ryutaro con un balde vacío entre sus manos.

- ¡Si iban a venir a hacer sus cochinadas en la playa, mejor se hubiesen quedado en el hotel! – Exclama éste molesto, tirando el balde al suelo, para luego volver al sitio que ocupaba antes.

- ¿Pero qué le pasa? Me va a escuchar – dice Yuri enfadado. Pero antes de que mueva un pie, lo sostengo fuertemente de la cintura, sentándolo sobre mis piernas.

- Mi amor, no vale la pena que se peleen.

- Pero nos ha llenado de arena – dice haciendo puchero.

- No te preocupes, vamos a lavarnos y luego te ayudo con el bloqueador – digo sacudiendo la arena de su cabello.

- ¿Qué les pasó? – Pregunta mi hermano acercándose a nosotros - ¿fueron atacados por una tormenta de arena?

- Una tormenta llamada Ryutaro – dice Yuri todavía molesto.

- Vayan a lavarse, no sea que vuelvan nuestros padres y se preocupen.

- Gracias hermano – digo levantándome junto con mi adorado novio.

- No es nada, yo me quedaré con la tormenta – dice sonriente.

- Espero que no te llene de arena a ti también.

- Tomaré el riesgo, vayan y diviértanse.

- Gracias – digo finalmente, tomando la mano de Yuri, quién todavía tiene el ceño fruncido.


*Okura Tadayoshi*

- Yoshi… ¿por qué no querías que me quitara la camiseta? – Pregunta mi esposo extrañado.

- Es que no quiero que vean tu cuerpo – digo abrazándolo posesivamente ya dentro del agua.

- ¿Pero qué tontería es esa? – Ríe divertido - ¿Quién va a querer mirarme?

- ¿Es que acaso no te ves en el espejo? Cualquiera que te mirase estaría besando el suelo por donde caminas.

- ¿No crees que estás exagerando?

- No estoy exagerando, estoy tomando medidas drásticas contra los buitres.

- ¿Desconfías de mí?

- Claro que no, es solo que siento envidia de todo aquel que te mire – digo sonrojado.

- Pero el único que puede verme desnudo eres tú – dice rodeando mi cuello con sus brazos – y también tocarme – dice para luego besarme con anhelo, beso al que correspondo inmediatamente y poso mis manos en su cintura y lo apego un poco más a mi cuerpo, sintiendo luego sus brazos bajar lentamente, pasando sus manos por mi espalda hasta llegar a mi trasero, el cual apretó por debajo del bañador.

- Ya… Yasu… - Jadeo un poco por tal acción, a lo que él sonríe con algo de malicia.

- Recuerda que me debes un castigo por lo de anoche – dice todavía sonriente.

- ¿No había quedado eso saldado con lo de ésta mañana? – Pregunto temeroso, sintiendo un escalofrío al ver su sonrisa ensancharse aún más.

- Eso fue sólo el principio – dice apretando todavía más mis nalgas, haciéndome gemir – quiero estar nuevamente dentro de ti – susurra cerca de mis labios, acariciando con uno de sus dedos el orificio de mi entrada.

- ¡Está bien! ¡Está bien! – Digo separándome un poco de él totalmente avergonzado – castígame esta noche y las siguientes si quieres – digo ocultando mi rostro sonrojado con mis manos.

- Eres tan lindo – dice mi esposo alegremente mientras me abraza con ternura – te prometo que ésta vez seré más cuidadoso – dice sin borrar aquella sonrisa de satisfacción de su rostro. Siento que mi orgullo de hombre será nuevamente ultrajado.


*Yuri*

- Ryutaro me las va a pagar – digo con demasiada molestia, ¿cómo se atreve a dañar tan hermoso momento?

- Ya cálmate mi amor – dice mi novio abrazándome por la espalda y besando mi mejilla luego de salir ambos del agua al ya no tener ni un rastro de arena sobre nuestros cuerpos.

- ¡Es que me molesta!

- Ya sabes cómo es él ante las demostraciones de cariño – dice secándome con la toalla que habíamos llevado.

- Lo que le falta es un novio y en serio.

- ¿Sabes de alguien que le guste?

- Él nunca me ha hablado de eso, de hecho, no habla de muchas cosas, bueno, al menos no conmigo.

- Es un chico muy raro – dice tomando el frasquito del bloqueador solar, comenzando a untarlo sobre mi pecho.

- Cuando era pequeño, Ryu-chan siempre había sido muy dulce, pero todo cambió…

- Tras la muerte de tu madre, ¿cierto? – Asiento – supongo que todavía era un niño cuando ella murió.

- Sí, él tenía 11 años y yo 13, fue un momento muy duro para ambos, pero sobre todo para él, era muy apegado a ella.

- En nuestro caso el más apegado era Kota, pero ni juntando el dolor de ambos podíamos competir contra el dolor de nuestro padre.

- ¿Venían mucho con ella aquí?

- Todos los años, sin falta – sonríe – pero ésta es la primera vez que venimos después de su muerte, es difícil estar aquí y no extrañarla.

- Ya veo… - Susurro apenado de abrir viejas heridas.

- Pero me siento muy feliz de estar aquí con todos ustedes, sobre todo contigo – sonríe dándome un casto beso en los labios, untando también bloqueador en mi rostro.

- Creo que nuestras madres desde el cielo estarán felices de que nuestros padres sonrían de nuevo – sonrío – desde que supe de su relación, siempre me ha dado ese sentimiento.

- Yo pienso igual – dice besándome de nuevo - ¿quieres ir a nadar un poco?

- Si quiero – digo sonriente, levantándonos ambos  de la cálida arena, quiero crear hermosos recuerdos con la gente que amo, incluyendo al aguafiestas de mi hermanito.


*Ryutaro*

- ¿Te quedarás aquí todo el día? – Pregunta el idiota sentándose a mi lado.

- ¿Te interesa saberlo? – Pregunto mirándolo con claro enojo.

- Es sólo por curiosidad, como no te veo muy animado, aunque ahora que lo pienso, nunca lo estás.

- ¿No tienes algo mejor que hacer además de fastidiarme?

- No – sonríe – además molestarte se me hace muy divertido.

- Pues no le encuentro la gracia.

- ¿Quieres ir a nadar un poco? – Pregunta sonriente.

- ¿Por qué mejor no vas con esas chicas que no han dejado de mirarte desde que llegamos? Se ve que están muy ansiosas de conocerte – digo fastidiado, viendo a esas chicas que no dejan de cuchichear entre ellas.

- Te estoy invitando a ti – dice sin borrar esa estúpida sonrisa de su rostro ¿en serio piensa que voy a aceptar?

- No quiero – respondo cortante.

- Bien – dice levantándose rápidamente, por fin me va a dejar en paz, así que suspiro aliviado.

- ¡Oye! ¿Pero qué haces? – Exclamo totalmente molesto, al ser alzado por él, cargándome con sus brazos.

- Vamos a nadar.

- ¡Ya te he dicho que no quiero! ¿Acaso eres sordo?

- No, no lo soy – dice sin detener su caminar. Forcejeo lo más que puedo para librarme de su agarre pero me es imposible. ¿Cómo alguien tan delgaducho puede llegar a tener tanta fuerza? Me molesta, me molesta.

Me estremezco al sentir el agua fría mojar mis pies al ser por fin soltado de su agarre, siendo tomado luego de la mano por él, sumergiéndonos mucho más en el agua, hasta que el agua llegara a nuestra cintura.

- Pensé que te ibas a deshacer al tocar el agua, pero veo que me equivoqué – dice divertido cosa que me hace enojar mucho más y sobre todo por haberme dejado llevar por él.

- ¿Por qué haces esto? – Pregunto molesto.

- ¿Por qué estabas llorando anoche? – Dice serio.

- Eso no es de tu incumbencia – digo tratando de salir de ahí, pero éste me toma fuertemente del brazo.

- A mí me importa porque es molesto tratar de dormir con alguien que llora a mi lado.

- Pues por mi puedes dormir en otro lugar, para que así no te fastidien mis lloriqueos.

- ¿Por qué lo hacías? – Pregunta nuevamente sin despegar su vista de mí.

- ¿Si te lo digo me soltarás?

- Si eso quieres.

- Yo… - Suspiro profundamente – desde que murió mamá he llorado todas las noches – digo sintiendo su mano soltar suavemente mi brazo – sé que ha pasado mucho tiempo, casi cinco años, pero todavía no me hago a la idea de que ya no esté con nosotros – digo finalmente, tratando de no llorar, aprovechando que ya me había soltado para salir rápidamente de ahí, necesito estar solo.


*Kota*

Lo veo alejarse rápidamente de mi lado, sintiendo la enorme necesidad de ir tras él, pero será mejor no hacerlo, quizás eso haga que se moleste más y lo que menos quiero es que se arme una pelea, aunque será complicado no acercarme a él, sabiendo que dormimos en la misma habitación.

Suspiro profundo, comenzando a sumergirme más en el agua, nadando un poco para despejar mi cabeza. No soy alguien que se dedique a entrometerse en la vida de los demás, pero con él no puedo evitarlo, quiero estar cerca de él, saber qué cosas pasan por su cabeza a cada momento.

- Kota… Kota… - Abro lentamente mis ojos al escuchar la voz de mi hermano. Debido a que no había podido dormir bien la noche anterior, después de haber nadado, me he quedado dormido en el lugar que hemos apartado para dejar nuestras cosas.

- Que… ¿Qué pasa? ¿Ya nos vamos? – Pregunto al notar que ya han quitado las sombrillas y también que está comenzando a atardecer, ¿Tanto tiempo he dormido?

- Sí, ya nos vamos – sonríe - ¿No dormiste bien anoche?

- No mucho – digo tallando mis ojos, viendo a papá Yasu acercándose rápidamente a nosotros.

- Niños ¿han visto a Ryutaro? – Pregunta preocupado, esperando alguna respuesta positiva de ambos, pero la verdad es que no tenemos ni idea.

- No, no lo he visto desde hace unas horas – responde mi hermano.

- Yo tampoco, ¿no estará en el hotel? – Pregunto viendo a lo lejos a mi papá y a Yuri correr hacia nosotros.

- ¿Lo encontraron? – Pregunta papá Yasu con algo de ilusión, pero los rostros de ambos no son para nada alentadores.

- Ryutaro no está en el hotel – responde mi papá con la respiración agitada.

- Y su celular está apagado – dice Yuri también angustiado.

- ¿Y si le pasó algo? – Dice Yuya.

- Por favor, tratemos de no pensar en eso – dice mi papá, tratando de calmar la situación.

- Será mejor que nos separemos – digo de inmediato – así será más rápido encontrarlo.

- Me parece bien hijo – sonríe – tú ve con Yasu, en esas condiciones es mejor que no vaya solo.

- Sí señor – respondo.

- Yuya, tú ve con Yuri.

- Sí papá – responde tomando la mano de su novio.

- Si alguno de nosotros lo encuentra primero, no olviden llamar a los demás, para que así paremos la búsqueda, ¿entendido? – Todos asentimos – Muy bien, vamos a buscarlo – dice mi papá comenzando a caminar hacía la playa ¿dónde se habrá metido ese niño?


*Okura Tadayoshi*

Ya ha oscurecido y no hay rastro alguno de Ryutaro, camino solo por la playa, ayudado por la luz de la linterna que llevo en una de mis manos. Jamás me había imaginado en una situación así, ni siquiera mis hijos que fueron tan traviesos me habían hecho pegar un susto de esos, pero lo importante ahora es encontrarlo y que esté sano y salvo.

Estar aquí me trae tantos bellos recuerdos, sobre todo en esta parte en donde las piedras comienzan a sobresalir de la arena, haciéndose cada vez más grandes, así que comienzo a caminar con cuidado de no tropezarme, aquí fue donde vi por primera vez a mi esposa y madre de mis bellos hijos. Suspiro nostálgico, escuchando el sonido de las olas chocando con las rocas. De pronto a lo lejos diviso una sombra, mirando en dirección al mar, así que rápidamente me acerco a ésta, respirando aliviado de que es la persona que tanto estamos buscando.

- ¿Ryutaro? – Pregunto tratando de cerciorarme de que si se trata de él y no de una ilusión.

- ¿Okura-san? – Pregunta mirándome sorprendido.

- Gracias al cielo ¿Ryutaro estás bien? ¿Estás lastimado? – Pregunto acercándome más a él.

- Estoy bien, no te preocupes.

- ¿Sabes lo preocupados que hemos estado todos? ¿Por qué desapareces de esa manera?

- Lo siento… No era mi intención – dice volviendo su mirada en dirección al mar, creándose un silencio incómodo entre ambos.

- ¿Puedo sentarme a tu lado? – Pregunto, recibiendo un asentimiento de su parte - ¿No te gusta estar acá?

- Me gusta – dice bajito, pero lo suficientemente alto para poder escucharlo.

- Pero te ves triste y distante con nosotros. Entiendo que a lo mejor nos odias, pero al menos trata de hacerlo por tu padre.

- Yo no he dicho que los odio – sonríe levemente – Es sólo que todavía no me acostumbro a ustedes, lo siento pero… No puedes ocupar el lugar que tiene mi mamá en mi corazón.

- ¿Así que es eso? – Sonrío – yo no quiero ocupar el lugar de tu mamá, ese lugar es sólo de ella y eso jamás cambiará.

- Pero tengo miedo de que mi papá y mi hermano con el tiempo se olviden de ella – dice entristecido.

- Ryutaro – suspiro - Yasu nunca la olvidará, siempre la tiene muy presente en nuestras conversaciones, igual que yo con la mía – sonrío - las extrañamos tanto como tú, más de lo que piensas, pero la vida sigue su curso, no podemos dejar que la muerte de un ser amado nos estanque. Eso lo entendí cuando conocí a tu papá.

- Lo amas mucho ¿verdad?

- Estoy locamente enamorado de él – sonrío apenado de estarle diciendo esto a mi hijastro.

- Me alegra mucho que mi papá te haya conocido – dice sonriente – creo que él también entendió que la vida seguía cuando te conoció.

- Y tu vida también sigue Ryutaro – sonrío, revolviendo sus cabellos, pero aparto mi mano al pensar que no es correcto hacerlo si él no me tiene confianza.

- Gracias, papá Yoshi – dice sonriendo tiernamente al mismo tiempo que me abraza.

- No tienes que agradecerme nada Ryu-chan – respondo correspondiendo a su abrazo – vámonos ya, que tu papá debe estar de los nervios al saber que no apareces – digo separándolo de mi lado, levantándonos rápidamente.

- Lamento causarles tantas molestias – dice haciendo una reverencia.

- No te preocupes, es bueno estar solo en ocasiones, pero no vuelvas a desaparecerte así, que nos hemos pegado un gran susto – digo sacando mi teléfono, marcando al número de mi esposo.

- ¿Lo encontraste? – Pregunta Yasu de inmediato apenas al descolgar.

- Sí, está aquí conmigo, lo encontré aquí cerca a las rocas.

- ¿Se encuentra bien? ¿Está herido? ¿Tiene hambre? – Pregunta todavía muy preocupado.

- Está bien, no te preocupes, llama a Yuya y dile que ya lo he encontrado y encontrémonos todos en el hotel, tanta búsqueda me ha dado hambre.

- Allá los esperamos – dice con una voz más tranquila, despidiéndose con un beso antes de colgar.


*Ryutaro*

- Ryutaro, ¿dónde te habías metido? Nos tenías muy preocupados – dice mi hermano abrazándome fuertemente, seguido de mi papá.

- Ryutaro, hijo ¿por qué te fuiste así sin decir nada?

- Lo siento por causarles tantos problemas.

- ¿Seguro que estás bien? ¿No estás lastimado o algo? – Pregunta mi papá mirándome por todos lados.

- Estoy bien.

- ¿Seguro?

- Sí, de hecho, creo que me siento mucho mejor – sonrío, siendo abrazado nuevamente por ellos.

- Ya que por fin estamos reunidos, vamos a cenar – dice papá Yoshi encaminándose hasta el restaurante del hotel, seguido por sus hijos quienes también sonríen alegres por mi regreso.

- No nos vuelvas a asustar así ¿Entendido? – Dice mi hermano de manera amenazante.

- No lo haré, lo prometo.

Nos acomodamos en uno de los comedores, llegando tiempo después nuestra cena, manteniendo durante ésta una alegre conversación, en la que yo también participé, sorprendiendo a todos.
Al terminar, nos dirigimos hasta nuestros respectivos cuartos, despidiéndome de mi papá y mi hermano con un abrazo y también abracé a papá Yoshi, mientras que el bobo del novio de mi hermano me revolvió los cabellos.

- Me alegra mucho que hayas vuelto – dice el idiota al entrar ambos a nuestra habitación.

- Pues lo único horrible de volver es que tenga que dormir contigo – digo entrando al cuarto de baño, tomándome una ducha rápida antes de ponerme mi pijama y salir de éste, siendo ocupado después por el idiota.

Acomodo rápidamente las almohadas en medio de la cama, acostándome luego en el lado en el que había dormido en la noche anterior, disfrutando de lo suave y acogedora que es. Pero toda mi tranquilidad se esfumó al ver que las almohadas caían una a una al suelo, sintiendo luego un par de brazos rodear mi cintura.

- ¡Oye! – Exclamo molesto y sorprendido por tal acción - ¿pero qué haces idiota pervertido?

- Pues te abrazo – dice con obviedad - quiero cerciorarme de que no llorarás esta noche.

- ¿Y qué tiene que ver eso con que me estés abrazando ahora?

- Mejor calla y duérmete – dice finalmente, aferrándose más a mí, sin chance de poder apartarlo.


*Yuya*

- Me alegra mucho que tu hermano apareciera – digo al entrar al cuarto con mi novio, abrazándolo dulcemente.

- A mí también me alegra mucho – dice correspondiendo a mi abrazo - estaba realmente preocupado.

- Lo sé – digo acariciando su rostro – sé que habíamos acordado en que hoy lo haríamos, pero creo que es mejor dejarlo para después, ha sido un día agotador – sonrío dándole un beso en la frente.

- Pero yo quiero hacerlo Yuyan – dice haciendo puchero, posando sus manos sobre mi pecho, acariciándolo por encima de mi camisa – quiero ser tuyo – dice con sus mejillas tomando un color rojizo, haciéndolo ver más adorable.

No lo resisto más y comienzo a besarlo con deseo, llevándolo hasta la cama, en donde lo acuesto suavemente, acariciando su cuerpo por encima de la ropa, deleitándome de los gemidos que comienzan a salir libres por su boca, excitándome cada vez más con ellos y más al sentir su miembro reaccionar a mis caricias, ansioso de atención.

- Yuyan… - Jadea al sentir mi mano sobre éste, al haberle quitado por completo sus pantalones junto con su ropa interior, dejándome vía libre para tomarlo con mi mano y masajearlo de arriba abajo, sacando más jadeos de su boca.

- Te amo Yuri – susurro cerca de su oído, apoderándome nuevamente de sus labios, pellizcando una de sus tetillas por debajo de su camiseta con mi mano libre, hasta sentir poco después mi mano ser empapada pos su semen, acompañado de un gran jadeo, haciéndome sonreír complacido.

- Yuyan… No es justo… Yo también quiero… - dice quitándose de debajo de mí.

- ¿Qué quieres? – Pregunto viendo cómo éste se sienta sobre la cama, quitándose la estorbosa camiseta.

- Yo también quiero que disfrutes – dice mirándome con súplica y deseo, gateando hasta mí, comenzando a desabotonar mi camisa, hasta quitármela por completo, junto con el resto de mi ropa.

- Pero si he disfrutado mucho tocarte hasta hacerte correr – digo tomándolo nuevamente entre mis brazos, sentándolo a horcajadas sobre mis piernas.

- Yuya, hace mucho tiempo que nadie entra en mí, así que te pido que seas gentil, por favor – dice mirándome con súplica y con un enorme sonrojo en su rostro.

- Lo haré – digo besándolo dulcemente, para luego hacer que éste lama dos de mis dedos, que al estar debidamente lubricados los llevo hasta su entrada, haciéndolo estremecer por la intromisión. Vuelvo a besarlo distrayéndolo del dolor y al sentir que ya está lo completamente dilatado, lo acuesto nuevamente sobre la cama, ansioso de saber que dentro de tan poco seré uno con él.

- Hazlo… - Susurra brindándome una tierna sonrisa, yo sonrío también, llevando mis labios a su frente, bajándolos hasta sus labios, adentrándome poco a poco en él, saliendo un quejido de dolor que es amortiguado por nuestros besos. Me muevo lentamente, esperando a que él se acostumbre y aquello no demoró. Más pronto de lo que pensé ya estaba gimiendo incontrolable, pidiéndome que lo embista más rápido y fuerte, clavando sus uñas en mi espalda, haciéndome sentir ese dolor placentero que tanto me encanta.

Volvemos a juntar nuestros labios, mientras que Yuri con sus piernas rodea mi cintura, haciendo que entre mucho más en él, llevando el mismo vaivén hasta que nos corremos casi al mismo tiempo, con nuestros cuerpos totalmente empapados de sudor y con nuestras respiraciones agitadas, tratando de calmarlas después del orgasmo.

- Te amo Yuya – dice Yuri acariciando mi mejilla, sonriéndome dulcemente.

- Yo también te amo, muchísimo – digo saliendo lentamente de su interior, acostándome a su lado, acobijándolo entre mis brazos.

- Ahora sí que estoy agotado – sonríe exhausto, acariciando mi pecho.

- Deberíamos dormir – digo acariciando su cabello, pero no recibo respuesta alguna, Yuri se ha quedado dormido. Sonrío al verlo tan adorable y después de darle un último beso, también me dispongo a dormir.


*Okura Tadayoshi*

- Debería de darte un premio por encontrar a Ryutaro – dice Yasu abrazándome por la espalda luego de salir ambos del baño, después de habernos duchado juntos.

- No tienes que darme un premio por eso, hice lo que cualquier padre preocupado haría.

- Lo sé y por eso te lo mereces – dice besando mi espalda – pero recuerda que primero me debes un castigo – dice posando su mano en mi entrepierna, cubierta por una toalla amarrada a mi cintura, apretando con algo de fuerza sobre ésta.

- Yasu… ¿No sería mejor esperar hasta mañana? – Pregunto tratando de apartarme de su lado, pero sin éxito alguno

- Pero esta tarde dijiste que te dejarías castigar por mí ¿o lo olvidaste? – Dice seductoramente, quitándome rápidamente la toalla, dejándome totalmente desnudo.

- Sí, lo sé, pero éste ha sido un día largo y cansado y pues… - Digo retrocediendo cada vez que él da un paso adelante, hasta que caigo sobre la cama al tropezarme con ésta.

- Pero yo tengo muchas ganas de hacerlo – dice acomodándose encima de mí, sonriéndome de esa manera tan atemorizante, quitándose antes la toalla, quedando ambos en las mismas condiciones, viendo su pene completamente erecto, haciendo que me ponga mucho más nervioso.

- ¿Seguro que no puedes esperar hasta mañana? – Digo nervioso.

- Ya he esperado más de un día, no creo poder esperar más – dice llevando sus labios a mi cuello, besándolo y mordiéndolo con vehemencia, sacándome leves gemidos y más al sentir una de sus manos entre mis nalgas - ¿te gusta que te toque ahí? – dice rozando mi entrada.

- Ah… Yasu… - Jadeo al sentir más caricias en esa parte.

- Perdóname Yoshi – susurra antes de besarme en los labios – sé que te dije que sería amable, pero es que ya no puedo.

- ¿Eh? ¿Qué piensas hacer? – Pregunto asustado, sintiendo algo duro golpear contra mis nalgas.

- Te amo – dice para luego entrar en mi de una sola estocada, soltando un grito de completo dolor por tal atropello a mi orgullo de hombre.

Las embestidas se hacen cada vez más rápidas y profundas y por más que quiero ocultarlo no puedo dejar de gemir de placer. Maldita sea la primera vez que le permití que me lo hiciera, pero aunque es doloroso al principio luego se siente muy bien, pero no me puedo permitir pensar eso, mi orgullo de hombre cada vez se encuentra más pisoteado. Luego de unas embestidas más, siento mi interior ser mojado por su semen, recibiendo un hambriento beso de su parte, para después correrme entre nuestros cuerpos.

- Te amo Yoshi – dice nuevamente, ahora con su tierna sonrisa, saliendo de mi interior, aprovechando eso para apartarme de su lado y acostarme casi al borde de la cama, siendo nuevamente abrazado por él.

- Yo también – digo tapándome con las sábanas hasta la cabeza, avergonzado y humillado por segunda vez. Sólo le permito que me lo haga, porque lo amo.

CONTINUARÁ...