26/3/17

Father's Love


Hola muy buenas tardes *o*
Hago esta entrada rapidita para, publicar por fin el capítulo 32 X'D lamento mucho la demora y espero que les guste ;) Muchas gracias por sus comentarios y amor a este fic <3 Y como siempre este fic va dedicado a mi querida amiga Mari <3
Y también feliz cumpleaños a Yuyan <3 que aunque no salga en este capítulo, igual lo publico en su honor (?)



Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias 
Autora: Akari-chan



Capítulo 32  
*Yokoyama You*                     

- He invitado a Maru-sensei y a Dai-chan a cenar con nosotros – dice de repente Keito, haciéndome escupir todo el café que estaba bebiendo.

- ¡Yokoyama-sama! – Exclama Ayumi-chan acercándose a mí para limpiar el desastre.

- ¿Cómo dices? – Pregunto sorprendido, sin todavía creer que lo que ha dicho mi hijo es verdad.

- Que éste fin de semana viene Dai-chan junto con su padre a cenar con nosotros – dice tranquilamente, sonriendo de oreja a oreja.

- ¿No te agrada papá? – Pregunta Kei mirándome extrañado.

- No, para nada, es solo que no me esperaba eso, no tan pronto – digo nervioso, mirando con algo de desaprobación a Keito.

- Piensa en lo bueno que será estrechar lazos con Maru-sensei – dice Keito con picardía, en verdad que se ve muy feliz, pero igual pienso que no es correcto forzar así las cosas.

- Lo entiendo pero…

- No te preocupes papá, saldrá todo muy bien, yo me encargaré de eso – dice sonriente.

- ¿En serio aceptó venir? – Pregunto sintiendo una creciente felicidad inundar mi ser - Sí, me sorprendió bastante que aceptara – dice Kei – creo que Keito tiene un gran poder de convencimiento sobre él – dice divertido.

- Eso es porque me quiere mucho – dice Keito orgulloso.

- Bueno, sea cómo sea que hayan sucedido las cosas, deseo que se comporten, sobre todo tú, Keito – digo mirándolo serio.

- Sí, papá. – Responden ambos al unísono.

- ¿Y cuándo es que vendrán? – Pregunto un poco más animado, el pensar que Maru-chan estará aquí en mi casa hace que mi corazón no deje de latir intensamente.

- Quedamos que el sábado en la noche, ¿te parece bien? – Pregunta Kei.

- Sí, está muy bien – digo sintiendo mi corazón latir aceleradamente.

- Me alegra – dice sonriente levantándose de su asiento – tengo que salir, he quedado de verme con Dai-chan.

- Está bien hijo, que te vaya muy bien y salúdalo de mi parte – digo levantándome para darle un fuerte abrazo como despedida.

- Nos vemos en la noche – dice finalmente, revolviendo los cabellos de su hermano para después irse.

- Ayumi-chan, retírate – digo serio.

- Sí señor. Cualquier otra cosa que necesite no dude en avisarme – dice haciendo una reverencia para después dejarme solo con mi hijo menor.

- ¿Por qué lo hiciste?

- ¿Hacer qué? – Pregunta llevándose otro bocado de pan a la boca.

- Invitar a Maru a ésta casa – digo un poco molesto, no es que no me alegre tener a Maru aquí, de hecho mi corazón no deja de latir por tal noticia, sino que siento que se están forzando mucho las cosas.

- Porque me parece una buena oportunidad para que se vuelvan a acercar.

- Pero no creo que sea buena idea.

- Papá, ¿cómo piensas conquistarlo de nuevo si ni siquiera te acercas a él?

- Lo sé, pero… - Suspiro – le hice mucho daño y es entendible que me odie y que no desee verme ni en pintura.

- Por eso con más razón tienes que volver a tenerlo cerca – dice sonriente.

- Eres igual que tu madre – digo desordenando su cabello – igual de entrometido – sonrío.

- Ya verás que todo saldrá bien.

- Eso espero, no quiero fastidiarlo más de lo que ya está conmigo – suspiro – tengo que irme a trabajar, te portas bien.

- Sí señor – dice abrazándome fuertemente, para luego salir de la mansión, pensando en qué hacer cuando lo tenga nuevamente tan cerca.


*Maruyama Ryuhei*

Me miro en el espejo por enésima vez, bufando molesto por haber aceptado tremenda barbaridad. ¿Qué mal le he hecho al mundo para qué me sucedan estas cosas? Es que no puedo creerlo, ¿por qué mi hijo tuvo que enamorarse de su hijo? De tantas personas en el mundo ¿por qué justamente el hijo de él? Y para colmo le había puesto uno de los nombres que me hubiese gustado ponerle a otro hijo.

Me acuesto sobre mi cama, más específicamente sobre la ropa que había tirado allí, en busca de un atuendo adecuado para ir a la tan dichosa cena con la persona que más detesto. Jamás en mi vida pensé en la posibilidad de que volvería a vestirme para encontrarme con él, aunque ésta vez lo haría con la compañía de tres personas más.

- ¿Qué debería usar? – Susurro mirando hacia el techo con mis recuerdos revoloteando por mi cabeza. ¿Por qué no deja de doler?

Había demorado más de dos horas en escoger la ropa, el peinado, inclusive el perfume que usaría para el encuentro con mi novio. Era la primera vez que me invitaba a su casa y por ende me sentía muy nervioso y más al saber que estaríamos solos dentro de ella. Me sentía como una doncella camino a la cueva del lobo, pero sabía de ante mano que él no tenía esas intenciones conmigo ¿o tal vez sí?

Sacudí mi cabeza un poco, tratando de disipar todos esos pensamientos que se asomaban por mi cabeza, apenas llevábamos un mes de novios y no creía que fuera un momento idóneo para hacerlo, al menos no para mí.

- Pensé que no ibas a llegar – dijo sonriente mirando su reloj y en verdad que llevaba veinte minutos de retraso.

- Lo siento, es que el bus se tardó demasiado – dije rápidamente, no podía decirle que me había demorado de más en alistarme.

- Te ves muy guapo – dijo acercándose un poco más a mí, besando dulcemente mis labios.

- No más que tú – dije avergonzado por sus palabras, yo jamás podría ser tan bello como él.

- Eres hermoso y punto – dijo volviéndome a besar, frente a todas esas miradas que nos rodeaban, algunas con indiferencia y otras con notable repudio.

- Yoko, aquí no… - Dije agachando un poco mi rostro totalmente sonrojado.

 - ¿Quieres que vayamos a comer algo o prefieres que vayamos de una vez a mi apartamento?- Volvió a sonreír tomando mi mano.

- ¿Apartamento? – Pregunté confundido, pensé que vivía en una mansión o algo parecido.

- Sí, aquí en Kyoto vivo en un apartamento, la mansión de mi familia está en Osaka y la otra está en Tokyo.

- Ya veo… Entonces… ¿Vives solo? – Pregunté un poco nervioso, no sabía por qué me comportaba de esa manera.

- Sí… ¿Por qué lo preguntas? – Dijo mirándome confundido.

- Es que pensé que tú vivías con tu padre y…

- ¿Te da miedo que estemos solos en mi apartamento? – Preguntó divertido.

- ¡No! ¡No es eso! – Exclamé avergonzado.

- Si no quieres ir, pues no pasa nada, no quiero que te sientas incómodo.

- En verdad no hay problema – dije tomándolo del brazo, ocultando mi rostro en su hombro – vamos a tu apartamento – susurré.

- Está bien, vamos – dijo dulcemente, tomando nuevamente mi mano.

- ¿Papá ya estás listo? – Pregunta Daiki entrando a mi habitación, haciéndome salir de mis pensamientos, cosa que agradezco.

- Sí, ya casi – digo levantándome de la cama - ¿acaso no te enseñé a tocar la puerta antes de entrar?

- Sí lo hiciste y toqué la puerta, pero como no respondías decidí entrar.

- Ah, entiendo…

- Kei ya viene en camino para llevarnos – dice con un notable sonrojo adornando sus mejillas – te ves muy guapo papá – dice sonriente.

- No es para tanto – digo mirando hacia otro lado.

- Yokoyama-san es una gran persona, me siento muy ansioso de que lo conozcas.

- Ya lo conozco de sobra – digo en voz baja.

- ¿Cómo? – Pregunta mirándome con confusión.

- Lo conocí el día de la reunión con los padres de mis alumnos – digo rápidamente.

- Cierto, se me olvidaba – sonríe y de un momento a otro escuchamos los fuertes golpes en la puerta de entrada a la casa – tiene que ser él – dice Daiki emocionado, saliendo de mi habitación rápidamente.

- Creo que mandaré a poner un timbre - digo acomodándome la corbata, para luego verme por última vez en el espejo antes de salir de mi habitación.


*Daiki*

Bajo rápidamente las escaleras, cuidando de no caerme de éstas debido a la velocidad en la que voy corriendo. Me acomodo un poco el traje y mi cabello antes de abrir la puerta, encontrándome con mi hermoso novio.

- Buenas noches, Dai-chan – dice sonriente.

- Buenas noches, Kei – digo completamente embobado, siendo rodeado por sus brazos.

- ¿Ya están listos? – Pregunta besando mi mejilla.

- Sí, mi papá no demora en bajar – digo acercando mis labios a los suyos para darle un dulce beso.

- Ya vámonos que creo que se nos está haciendo tarde – dice mi papá haciendo que nos separemos estrepitosamente.

- No se preocupe por eso Maruyama-san, vamos justo a tiempo – dice Kei.

- Vámonos antes de que me arrepienta – dice bajito, caminando hacia el auto.

- Creo que tu papá no se ve muy feliz de ir a mí casa – dice mi novio preocupado.

- Sólo está nervioso – digo para tratar de tranquilizarlo, acercándonos también al auto.

- Daiki, tú siéntate atrás – dice mi papá abriendo la puerta del copiloto, mientras que yo hago caso a su orden, es mejor no hacerlo enojar más.


*Yokoyama You*

- Papá, estás temblando – dice Keito mientras anuda mi corbata.

- ¿Cómo quieres que esté?

- Pues imponiendo seguridad, confianza en ti mismo – ríe – de lo contrario dudo mucho que así vuelvas a conquistar a Maru-chan.

- Por favor no digas eso – digo un poco defraudado de mí mismo.

- Tranquilízate, todo va a salir bien, no creo que Maru-chan vaya a hacer algún escándalo estando Daiki, mi hermano y yo con ustedes.

- Está bien, trataré de calmarme – digo suspirando profundo.

- Yo tengo que terminar de arreglarme, nos vemos en la sala en un rato – dice saliendo de mi habitación.

Podía presenciar el notable nerviosismo de mi novio al estar sentados ambos en el sofá de la sala de mi apartamento. No sabía por qué se comportaba de esa manera, pero aun así pensaba que era adorable, me daban muchas ganas de comérmelo a besos.

- Tú apartamento es muy bonito – dijo tomando un sorbo del té que le había servido.

- Gracias, yo mismo lo escogí, al igual que los muebles.

- Es muy grande también – dijo mirando hacia todos lados, evitando cruzar su mirada con la mía.

- ¿Por qué estás tan nervioso? – Pregunté curioso, disfrutando de ver cada expresión de su rostro.

- Ya te dije que no lo estoy – dijo totalmente ruborizado.

- ¿Acaso tienes miedo de que te haga algo indecente? – Pregunté para fastidiarlo un poco más, pero al notar su silencio y su cada vez más creciente sonrojo, pude darme cuenta que había dado en el clavo - ¿En verdad lo piensas?

- Sí… - dijo todavía avergonzado - ¿para qué más me traerías a tu apartamento?

- Pues para pasar el rato contigo, conversar, ver televisión – dije tomando suavemente una de sus manos – poder mimarte sin que nadie más nos vea.

- Yo siempre pienso cosas extrañas – dijo con una sonrisa nerviosa.

- Maru-chan, nada me haría más feliz que hacer el amor contigo – dije besando la mano que estaba sujetando – Pero no quiero que te sientas obligado a hacerlo, quiero que cuando lo hagamos sea porque tú también lo quieres.

- ¿Y si lo quiero hacer ahora?- Preguntó con duda, mirándome por fin a los ojos.

- ¿Qué? – Pregunté todavía un poco anonadado por su respuesta, no me esperaba algo así.

- Que quiero hacerlo…

- ¿Estás seguro?

- ¡No me hagas repetirlo! – Exclamó con su cara totalmente roja, tanto que parecía un tomate.

Sonreí enternecido, tomando entre mis manos su rostro para comenzar a besarlo con dulzura, siendo correspondido con algo de timidez. Lo recosté suavemente sobre el sofá, acariciando con delicadeza sus costados, acomodándome entre sus piernas.

- ¿Quieres que vallamos a mi cuarto?

- No, aquí está bien – dijo sonriente, volviendo a sellar nuestros labios en un beso.

En verdad que no esperaba que ese día tuviera ese placentero desenlace, pero si mi amado quería hacerlo no podía negárselo.

- Ya llegaron – dice Keito entusiasmado al ver entrar a su hermano junto con Daiki y Maru-chan en la sala.

- Maru-chan… - Susurro quedándome hechizado por lo bello que está mi amado, sintiendo su fría mirada sobre mí, pero aun así, aunque tenga esa expresión de total fastidio, no le quita lo hermoso que se ve ahora, aunque para mí lo ha sido siempre.


*Maruyama Ryuhei*

- Me alegra mucho que vinieran – dice Keito acercándose a nosotros, abrazando primero a Daiki y luego finalmente a mí, es un chico muy tierno.

- El gusto es nuestro – dice Daiki felizmente, claramente lo dirá por él, porque yo no me siento para nada gustoso de estar acá y menos con ese hombre tan cerca.

- Gusto en verte, Maruyama-san – dice aquella persona haciendo una reverencia, a la que yo correspondí no más para no levantar sospechas, porque si por mí fuera no le daría ni el saludo.

- Ya que estamos todos aquí, vayamos a cenar – dice Keito tomándome de la mano, encaminándonos hacía el comedor.

Daiki y yo nos sentamos en donde nos indicó Keito, quedando por desgracia al lado de aquel hombre. Tengo que ser fuerte, no quiero mostrarme ante él como un miserable que a pesar de tantos años, nunca ha podido olvidarlo. No dejo de mirarlo de reojo y me odio realmente por no dejar de hacerlo, sigue estando tan guapo como cuando lo conocí y hasta podría asegurar que lo está mucho más. Los años le han hecho muy bien.


*Keito*

Miro atentamente tan hermosa escena, anhelando cada vez más que dentro de poco sea un momento habitual en nuestro diario vivir. Daiki y mi hermano hablan sin parar, prestándole poca atención a lo que hay a su alrededor, mientras que papá no deja de mirar con cariño a Maru-chan y aunque éste tenga el ceño fruncido, tampoco ha podido apartar la vista de mi papá y eso en verdad que me hace muy feliz.

- Kei – digo interrumpiendo la agradable conversación de mi hermano con su novio, recibiendo de inmediato la atención de él - ¿te parece bien si después de cenar vamos junto con Dai-chan a jugar video juegos en mi habitación? – Pregunto esperando una respuesta afirmativa, tengo que hacer algo para que papá y Maru-chan se queden solos un rato.

- ¿Te parece bien Dai-chan? – Le pregunta mi hermano a su novio.

- Claro, sería divertido – dice felizmente, comiendo ahora un poco más rápido al igual que mi hermano, al parecer el ambiente tenso entre nuestros padres les desespera un poco.


*Maruyama Ryuhei*

Siento que todo se derrumba cuando Keito le dice aquello a su hermano y a mi hijo, haciéndome sentir un escalofrío de tan solo pensar en que me quedaría a solas con ese señor. Y antes de que pudiera darme cuenta, ya los tres se estaban levantando de sus asientos.

- Creo que es momento de dejarlos a solas, para que puedan conversar más tranquilamente – dice Keito sonriente, sin darse cuenta de que me está dejando con el mismísimo demonio.


*Yokoyama You*

- Que se diviertan – digo nerviosamente, aunque agradeciendo por un lado el amable gesto de Keito de dejarnos solos, aunque no siento que sea una buena idea.

- Eso haremos – dice felizmente tomando de la mano a ambos chicos, que subían muy animados junto con él las escaleras, creándose un silencio sepulcral en el comedor.

- No creas que vine aquí para verte la cara de idiota – dice Maru molesto, fulminándome casi con la mirada.

- Lo sé, no tienes por qué decírmelo – digo encogiéndome de los hombros, no sé qué hacer.


*Maruyama Ryuhei

Detesto estar en esta situación, maldigo el momento en el que acepté venir, odio que aquellos recuerdos pasen por mi cabeza una y otra vez desde esta tarde, no quiero pensar en aquel momento tan vergonzoso en el que él y yo…

- ¿Estás bien? – Pregunta el otro mirándome preocupado.

- Sí, estoy muy bien ¿acaso no me ves?

- Sí, te veo y estás demasiado rojo ¿tienes fiebre? – Pregunta posando su mano en mi frente ¿en qué momento se había acercado tanto?

- Estoy bien – digo un poco molesto, apartando su mano de mí.

- Sé que no te agrada verme, pero deberíamos…

- Yo no quiero ser nada tuyo – digo todavía más molesto.

- Pues ahora somos Consuegros – dice agachando la mirada.

- Por desgracia – digo volviendo a crearse un silencio incómodo entre ambos.


*Yokoyama You*

- ¿Te pone nervioso estar aquí? – Pregunto mirándolo con curiosidad. Por más que quiera no puedo dejar de admirarlo, de volver a ver todas esas expresiones que me enamoran cada vez más de él.

- ¿Por qué debería estar nervioso? – Pregunta desviando la mirada sonrojado.

- Yo lo estoy – Respondo con una sonrisa tímida. No quiero incomodarlo, pero al estar ambos solos, no puedo evitar decir esas cosas, el querer estar cerca de él aunque sean solo unos centímetros más.

Así que sin pensarlo mucho y sólo haciendo caso a lo que mis impulsos me piden, tomo a Maru del brazo y lo llevo hasta mi oficina, haciendo caso omiso a sus peticiones de que lo soltara. Cerrando la puerta al estar ambos ya dentro, aprisionándolo entre ésta y mi cuerpo

- Maru yo… - Susurro muy cerca de sus labios.

- Por favor… Suéltame – Susurra también, comenzando a temblar.

- No he dejado de pensar en aquel día – vuelvo a susurrar ahora cerca de su oído – en el que hicimos por primera vez el amor – digo besando su mejilla, acariciando sus costados con las yemas de mis dedos, sintiendo sus manos temblorosas sobre mi pecho queriendo alejarme.


*Maruyama Ryuhei*

- Cá… Cállate… - Digo un poco asustado, queriendo huir de ahí, pero mis piernas no responden y al parecer mi cuerpo tampoco está dispuesto en cooperar. Odio que él tenga tal efecto en mí, en que mi cuerpo se vuelva como gelatina de tan solo ser tocado por sus manos, sus labios...

Sus carnosos labios que en estos momentos tengo a escasos centímetros de los míos, pidiéndome ser besados, pero no puedo caer tan bajo, por más que lo desee en estos momentos no puedo, no debo. Pero mi yo tan débil y enamorado insiste en probarlos, en sentir la perfección de estos nuevamente e insistió tanto que no demoró ni un solo segundo más en entregarse a ese ferviente beso que comenzó al unirse ambos por fin después de tantos años distanciados, hambrientos el uno del otro. Degustando de aquellas sensaciones que por más que hubiese negado, las había extrañado. Sabía muy bien que esto pasaría, que al volver a sentir sus besos no sería capaz de controlarme. Me siento como un completo idiota al hacerlo, totalmente avergonzado de mí mismo por posar mis manos sobre su espalda, disfrutando de su cercanía, sintiendo sus brazos rodear mi cintura.

- Te amo… - Dice al separarse de mí, dejándome en completo shock. Sin saber qué decir o como sentirme.

- Papá, ¿están ahí? – escuchamos la voz de Keito desde afuera de la oficina.

- Sí… aquí estamos – Responde él entrecortadamente, separándose de mí, sin dejar de mirarme. Abriendo luego la puerta.

- ¿Cómo la están pasando? ¿Interrumpí algo? – Pregunta alegremente, mirándonos con curiosidad, viendo detrás de él a su hermano y mi hijo tomados de la mano, agradeciendo en mis adentros que me está salvando de algo horrible.

- No, nada… - Digo nerviosamente, saliendo de ahí.

- ¿Necesitan algo? – Pregunta él saliendo también.

- Es que Daiki quiere quedarse con nosotros ésta noche, así que venimos a pedirle permiso a Maru-chan.

- ¿Puedo quedarme papá? – Pregunta Daiki mirándome con ilusión.

- Sí, supongo – digo todavía aturdido por lo que había pasado hacía unos minutos.

- También puedes quedarte si quieres – dice Keito abrazándome, mirándome con esos ojos de cachorrito pero esta vez no puedo aceptar.

- Gracias pero volveré a casa ahora – digo acariciando su cabeza, viendo su rostro de total decepción – Cuando quieras puedes venir a mi casa y quedarte el tiempo que tú quieras ¿te parece bien?

- Eso me encantaría – dice nuevamente entusiasmado.

- Que pases buena noche hijo – digo abrazando a Daiki.

- Buena noche papá – dice sonriente, volviendo a los brazos de su novio.

Hago una última reverencia, evitando hacer contacto visual con esa persona, despidiéndome así de ellos, tomando el primer taxi que pasa por el lugar, tratando de tranquilizarme y de reflexionar en lo que ha pasado ¿Cómo pude caer tan bajo? Kimitaka idiota.

CONTINUARÁ...